Actualmente, Agustín Laje se encuentra promoviendo su más reciente libro “Globalismo”, una obra necesaria que ayuda a comprender los fenómenos políticos globales que han acontecido en las últimas décadas. El globalismo entendido no como un fenómeno meramente económico, llamado durante muchos años como globalización, sino como una pretensión política totalitarista de manipulación y adoctrinamiento, que tiene como respuesta el surgimiento de movimientos antítesis como los soberanistas o los libertarios, razón por la cual existe el conflicto global contemporáneo. Laje fue el principal precursor de la doctrina libertaria que llevó a la presidencia de Argentina a Javier Milei y que ahora está siendo adoptada en países como Italia con Giorgia Meloni, y, próximamente, en EUA a través de la Agencia de Eficiencia Gubernamental que dirigirá Elon Musk bajo la presidencia de Donald Trump.
En sus páginas, expone de manera clara cómo se ha venido empoderando una pequeña élite supra nacional que, a través de burocracias doradas internacionales y organizaciones civiles auspiciadas por grandes magnates, instauran una doctrina política y, prácticamente, obligan a los estados nación a replicarla tal cual, usando a los Estados y a organizaciones como la onu, la oms o la fao, por mencionar algunos de los casos que estudia a lo largo de su obra, convirtiéndolos en instrumentos para instaurar doctrinas que responden a los intereses propios del globalismo. Muestra, con datos duros y citas de libros, entrevistas o conferencias de los propios magnates, directivos de las ongs o la burocracia globalistas, cómo es la operación de personajes como Bill Gates, George Soros, la fundación Rockefeller, entre otros.
A su vez, critica a todos los políticos a cargo de sus naciones que hayan sido apoyados mediática y financieramente por las redes globalistas para instrumentar, sin chistar, lo que dicte la doctrina globalista o, peor aún, que por aparecer en la foto y dejarlos codearse con dicha élite, están dispuestos a hacer lo que sea por complacerles, convirtiendo a los Estados en figuras proxy, como los repetidores de señal Wi-Fi, replicando en ellos las pretensiones del globalismo. Por supuesto que en sus extensas páginas también señala a los medios de comunicación, con todos sus tentáculos, como parte de la ingeniería social que está llevando a cabo el globalismo.
Repasa a la doctrina globalista caracterizada por ser woke, cuyas agendas pueden ser claramente vinculadas al feminismo radical, la propaganda LGBTQI+ o el aborto, en una estrecha asociación con el socialismo del siglo xxi. Exhibe cómo a todos estos movimientos se les puede catalogar de neo marxistas, ya que se sostienen en la premisa del opresor con privilegios contra oprimidos, es decir, el hombre opresor y la mujer oprimida o el hetero opresor y el gay oprimido, etc.
Está llegando desde el sur un cuestionamiento necesario, la antítesis obligada en la dialéctica histórica contemporánea. Ahora, compete que el mexicano se enfrente a su razonamiento y encare cuál será el futuro del libertarismo mexicano, por lo pronto, ya hay dos personajes claramente identificados liderando la conversación: Eduardo Verástegui, quien está organizando a la nueva derecha a formar un partido político, y Ricardo Salinas Pliego, quien recientemente tuvo una destacada participación en el cpac de Argentina.
¡Qué se abra el debate y tengamos la libertad de hablar sin tapujos del globalismo!