Ante las amenazas y plazos puestos por el Presidente electo de los EU, Donald Trump, para que México detenga el tráfico de fentanilo y las oleadas de migrantes que transitan por territorio mexicano para cruzar la frontera estadounidense, muy pronto empezaron a darse reacciones por parte de nuestro gobierno.
En Sinaloa, con la ayuda de la inteligencia e investigación criminal, el secretario de Seguridad Pública Ciudadana, Omar García Harfuch, se trasladó a Culiacán para asestar un severo golpe al tráfico de fentanilo con el decomiso de una tonelada de esa droga letal, respecto de lo cual la presidenta Sheinbaum informó que el valor aproximado de lo incautado era de 8 mil millones de pesos, con lo que se podrían traficar alrededor de 20 millones de dosis. Se trató sin duda del decomiso más grande de la historia.
Pero no sólo con esto terminaron las reacciones del gobierno ante los amagos del nuevo presidente de EU, también fueron detenidos 7 funcionarios, entre ellos una presidenta municipal en el Estado de México por sus vínculos con el crimen organizado, operación que se llamó “Enjambre.” Y ante las críticas también de Canadá, el otro socio comercial del T-MEC, que se sumó a las de Estados Unidos acusando a México de haberse convertido en la puerta de entrada de productos ilegales chinos a los dos países, el pasado 28 de octubre el gobierno, a través de la Secretaría de Economía a cargo de Marcelo Ebrard, tomó control de la famosa plaza de Izazaga 89, atiborrada de fayuca principalmente china, pero también de la India, Vietnam, Bangladesh y Paquistán, incautando más de 200 mil piezas, procedentes de esos países.
Otra acción de gobierno que revela el interés por complacer a Trump, es la nueva política migratoria consistente en detener a los migrantes y enviarlos a diferentes ciudades dentro del territorio para que no puedan llegar a la frontera norte.
Pero lo que realmente trasciende, es el cambio en el manejo de la seguridad. Ante las críticas reiteradas de políticos tanto demócratas como republicanos en el sentido de que México se comportaba débil y con frecuencia omiso ante los cárteles de la droga, en ocasiones se llegó a decir entre legisladores republicanos, que altos funcionarios mexicanos eran cómplices. El hecho es que la presidenta, empieza a dar señales claras de que la estrategia de seguridad será otra muy distinta a la del pasado. Para empezar ha pedido al Secretario de Seguridad, despache el tiempo que sea necesario en Sinaloa y haga lo que se requiera para pacificar el estado.
En tanto, agazapado, el incompetente gobernador del estado, Rubén Rocha, quien cuando da la cara sólo minimiza los acontecimientos, sigue tranquilo en su puesto, sin ofrecer ninguna solución.
Lo más grave es que lo que ocurre en Sinaloa, en menor medida, pero también lo vemos diariamente en otros estados como Chiapas, Michoacán, Guanajuato y Guerrero, por sólo referirnos a los más conflictivos.
Hace bien la presidenta en corregir el rumbo en el manejo de la seguridad, de lo contrario se afectaría una relación comercial estratégica como la que afortunadamente tenemos con EU y Canadá, lo que nos podrá garantizar un desempeño donde cada vez nuestra economía genere más empleos, productos, servicios y manufacturas de mayor calidad.
@fer_martinezg