El gran susto de la inflación de la era pospandémica fue impulsado en los últimos cuatro años por una serie de factores adversos. Después de colapsar al comienzo de la pandemia en los inicios de 2020, la inflación mundial comenzó a repuntar más adelante en el año a medida que la demanda se recuperaba, las dificultades de aprovisionamiento se estrechaban y los precios del petróleo se recuperaban.
La inflación aumentó aún más después de la invasión de Rusia a Ucrania que provocó la suba de precios del petróleo y los alimentos y el resurgimiento de interrupciones en el suministro.
Sin embargo, desde julio de 2022, la inflación mundial ha ido disminuyendo de manera constante.
Los pronósticos profesionales, las expectativas de inflación basadas en los mercados financieros, las encuestas de consumidores y las estimaciones basadas en modelos apuntan en la misma dirección: en los próximos meses, la inflación mundial no tiene más remedio que bajar.
Adoptando este consenso, los mercados financieros esperan ahora que los principales bancos centrales reduzcan las tasas de interés en el primer semestre del próximo año.
Entonces, ¿se ha superado el gran susto de la inflación?
Los mensajes de la semana pasada de los principales bancos centrales sugieren respuestas divergentes.
La Reserva Federal de los Estados Unidos señalo un posible cambio en su postura política, alineando la trayectoria de sus tasas de interés más cerca de las expectativas del mercado. Pero el Banco Central Europeo y el Banco Central de Inglaterra mantuvieron sus posiciones anteriores, señalando que un giro en su postura política sólo sería posible si surgen pruebas creíbles de una disminución sostenida de la inflación.
Hay motivos para el optimismo, ya que muchos factores señalan que esta debe bajar en los próximos meses, pero se mantendrá la precaución hasta que eso suceda.
Persisten algunos riesgos que podrían retrasar la caída de la inflación o reavivar las presiones sobre los precios.