Opinión

Dos gallos muy jugados

El presidente Alberto Fernández se reúne con el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela
Adán Augusto y Ricardo Monreal Adán Augusto y Ricardo Monreal (Cuartoscuro)

Ricardo Monreal y Adán Augusto López son dos gallos muy jugados. Tienen décadas en el palenque político. Colmilludos ambos y los dos con largas colas que ya no sienten los pisotones.

La lógica política, la que operaba antes de López Obrador, tendría a ambos en el ostracismo una vez que perdieron la batalla por la nominación presidencial de Morena, pero AMLO ideó un nuevo juego. Ordenó que nadie de los que participaran en el proceso interno de Morena, y que legitimaran su resultado, se fuera a casa con las manos vacías. Incluso adelantó qué premio de consolación le tocaría a cada uno. Por eso Adán Augusto es el mandamás del Senado y los chicharrones de Monreal truenan en San Lázaro. Por eso también Fernández Noroña preside la Mesa Directiva y Marcelo Ebrard forma parte del gabinete del Segundo Piso de la 4T.

El modelo ideado por Andrés Manuel fue instrumentado en el nuevo gobierno y ha funcionado durante algunos meses, pero su destino final, asegurado, es la implosión. Es así porque cada uno de sus personajes tiene su propia agenda política personal, que a veces coincide con Palacio Nacional y otras no. Van a confrontarse, ya lo están haciendo, para puntear en la carrera del 2030 donde cualquier cosa puede pasar.

Lo curioso es que ni Adán Augusto, ni Monreal ni Marcelo son del agrado de las bases morenistas que los sienten ajenos al movimiento. Su mérito político real es que AMLO les dio juego. De las personas que hoy están en la carrera, que será de resistencia, solo Clara Brugada tiene liderazgo real entre las huestes morenistas de a pie, que son las que van a las marchas, llenan los mítines, recorren las calles, animan las urnas.

De modo que el diferendo entre Adán Augusto y Monreal que no es el primero, aunque sí el primero que trasciende fuerte a la prensa, desde luego no será el último. Todavía es muy pronto para echar toda la carne en asador. Por ahora son gallos que pelean con el talón desnudo. Lo más seguro es que se plieguen a la petición de actuar con la cabeza fría y dirán que serán factores de unidad dentro del movimiento.

Pero los calambres ya se propinaron. Uno le quitó dinero y el otro reaccionó hablando de malos manejos, como son gallos muy jugados saben que la pelea los dejará desgreñados, pero vivitos y coleando. ¿Quién debe atender el asunto? Pues Rosa Icela, Luisa María Alcalde o de plano Andy que como todos saben es el que tiene el teléfono rojo con la finca de Palenque.

El gobierno federal tiene que concentrarse en la avalancha que caerá sobre el país a partir del 20 de enero, poco más de un mes, cuando se concrete el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, no pude distraerse en el frente interno con personajes como Adán y Ricardo que ni siquiera son del equipo de la presidenta, sino que son lo que antes se conocía como “emisarios del pasado”. Conforme se consolide el poder de la presidenta, ambos personajes se irán diluyendo, es una inapelable ley de la física política.

Glifos

Alejandro Armenta encarna la posibilidad real de que Puebla recupere la estabilidad política perdida. La estabilidad que significa un gobierno de seis años permitirá encarar con posibilidades de éxito todos los retos de la entidad, comenzando por el de la seguridad, pero también el del crecimiento económico y la creación de empleos.

Armenta es un político probado que ha tenido responsabilidades importantes locales y de alcance nacional, de manera que tiene con qué. La oposición poblana hará su papel de crítica y contrapeso, es su razón de ser, pero de entrada todos reconocen la legitimidad del triunfo de Armenta, que tiene el apoyo mayoritario para arrancar con el pie derecho. Que haga un buen gobierno en el anhelo compartido.

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