Opinión

La seguridad aérea como mantra

Aviones

Entre tantos pendientes que tiene la industria aérea nacional, a veces parece olvidarse que lo más importante en la aviación es la seguridad. De hecho, sin seguridad no hay pasajeros, no hay aerolíneas, no hay aeropuertos, no hay agencias regulatorias, no hay industria. Ningún pasajero, en su sano juicio, se subiría un avión si no tiene garantías más o menos certeras de que va a llegar a su destino.

Esta convicción y su puesta en práctica en disciplinas específicas, es lo que ha dado a la aviación su solidez y el estatus de ser el medio de transporte más seguro del mundo.

Pero esto es más que un slogan. De hecho, debería convertirse en una especie de “mantra” que guíe los pasos de quienes se dedican al negocio aéreo. Para eso existen desde el Convenio de Chicago y sus 19 anexos que la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) ha desarrollado, hasta las leyes, los reglamentos, las normas oficiales y las circulares. De la declaración a una forma de vida hay mucho trecho.

Por eso resulta tan interesante lo que está haciendo la Fuerza Aérea Mexicana al organizar continuamente encuentros y seminarios sobre seguridad aérea en los ámbitos civil y militar, ya que eso está contribuyendo a crear esa cultura de seguridad que tanto necesitamos. Por lo pronto, este es el objetivo entre los miembros de la FAM, que están analizando continuamente lo que se hace en la aviación comercial y privada y cuáles son los principales retos que afrontar.

Al respecto, esta semana se abrió el seminario en la FAM con una ponencia de Jorge Nares Amezcua, quien explicó la diferencia entre Safety (seguridad operacional) y security (seguridad en tierra para la aviación) para mostrar todo lo que debe trabajarse en estos dos aspectos simbióticos y el cuidado que deben tener todos los actores que se involucran en los diferentes momentos de esta actividad.

Después, el General César Tapia, comandante de la Segunda Ala de la región Centro de la FAM, desarrolló una amplia explicación de cómo debe estructurarse una cultura en seguridad aérea, desde el punto de vista de un grupo que trabaja por el bien de la comunidad, no sólo aeronáutica, sino de todos los ámbitos que recorre esta actividad.

En tal sentido, mencionó que los enemigos más grandes de la cultura de seguridad son el ego, la ignorancia y la improvisación, ya que estos tres factores impiden crear los mecanismos que permitan gestionar los riesgos inherentes a la actividad aérea. Haciendo un poco de historia, refirió cómo la aviación en sus inicios tuvo que remontar las fallas mecánicas, luego las de factor humano para llegar al punto en que la seguridad es un tema sistémico, por lo cual la forma de abordarla debe ser la creación de esa cultura, a través de todos los mecanismos ya desarrollados (por ejemplo en el seno de la OACI) o por construir, a través de un trabajo conjunto.

El propio Nares sustentó una segunda ponencia al día siguiente para hablar de la estructura del Convenio de Chicago y la función de la OACI para lograr la homologación de los sistemas y la supervisión tan necesaria. Un asunto que debería ocupar la agenda pública para cimentar nuestra aviación. E-mail: raviles0829@gmail.com

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