Opinión

De las diapositivas a las pantallas 4K

La investigación científica es un proceso que requiere de mucho tiempo y esfuerzo, pero que puede conducir a grandes descubrimientos.
Investigación Investigación (La Crónica de Hoy)

Cuando éramos estudiantes y residentes, las presentaciones se hacían con diapositivas. Había que tomar fotografías de las tablas o gráficas que quisiéramos utilizar, de dibujos, o bien directamente las figuras de los libros o artículos. En todos los departamentos había un armazón que sostenía una cámara orientada hacia abajo, en donde se ponía el material a ser fotografiado, el cual era iluminado por focos colocados estratégicamente. Una vez tomadas las fotografías había que llevarlas a revelar. La opción más económica era ir directamente a la Kodak, que estaba en periférico sur, en donde ahora es el campus ciudad de México del TEC. En una hora te entregaban el rollo de diapositivas, que ahora tendrías que cortar una por una, junto con los marcos de cartón en donde montarías cada una para ser proyectada. Era un proceso que requería de varios días.

Había proyectores de diapositivas. Tenían un carrusel en el que podías colocar de 80 a 120 diapositivas y con el control (no remoto, sino con cable) dabas la instrucción de hacia adelante o hacia atrás. El recinto debía estar realmente obscuro porque el poder del proyector era pobre, por lo que con luz en la habitación la diapositiva casi no se veía. No era infrecuente que el ponente pusiera diapositivas de cabeza y también ocurría que alguna diapositiva se despegaba y al querer cambiarla se atoraba y no podía salir. Había que encender la luz y hacer maniobras para corregirlo.

Después aparecieron las computadoras y las impresoras de colores que llamábamos “plotter” y eso hizo que el tiempo requerido para hacer una presentación se redujera porque ya no había que hacer las gráficas a mano. Se hacían en la computadora y dejamos de necesitar al dibujante para hacerlas. El resto seguía siendo igual, había que tomar las fotografías y revelarlas para hacer las diapositivas.

Luego, surgieron las impresoras directas de diapositivas. Eran cámaras que se conectaban a la computadora. Le ponías el rollo fotográfico y cada página del PowerPoint se imprimía directamente en la película. Pero, el resto seguía igual. Debías tener las diapositivas en físico antes de irte al congreso.

Un buen día nacieron los proyectores LED, coloquialmente conocidos como cañones. Este avance generó un cambio muy significativo en nuestra forma de preparar presentaciones. Al poder conectar directamente la computadora al proyector, pasamos a poder hacer o terminar la presentación la noche anterior o, el mismo día en el avión o en el hotel del congreso, así como a poder modificar cualquier diapositiva minutos antes de la presentación. Aunado a esto, las imágenes de presentaciones anteriores quedan almacenadas en el disco duro de la computadora, lo que facilita hacer las siguientes presentaciones. Todo esto redujo significativamente el tiempo a dedicar para preparar una presentación. Los proyectores LED tienen suficiente potencia, por lo que el recinto ya no debe estar obscuro para ver las diapositivas. En lo que sí se pierde mucha calidad y nitidez es en las imágenes histológicas. Curiosamente, cuando usábamos diapositivas había dos o tres proyectores en todo el instituto, mientras que ahora hay un cañón en cada aula.

Finalmente, ahora tenemos pantallas de 70 a 85 pulgadas en las aulas. La nitidez es espléndida y las imágenes histológicas o de otro tipo se ven muy bien. Tenemos también acceso (si lo pagas) a sitios como Biorender en donde encuentras todos los dibujos que te puedas imaginar para incorporar en tu presentación.

Todo lo anterior ha hecho que las presentaciones científicas sean más fáciles de preparar y más divertidas. Mi única preocupación es que ya no tenemos que utilizar tanto la imaginación.

Dr. Gerardo Gamba

Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán e

Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM

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