Opinión

Mexicana ¿sí o no?

Un avión de Mexicana en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México
Avión de Mexicana de Aviación Avión de Mexicana de Aviación (Cuartoscuro)

Bueno: todo depende para qué. Como en todo, habría que ver para qué sirve el dinero invertido y que, en este caso, es evidente que no tendrá retorno en metálico, aunque puede tenerlo en desarrollo regional y en un futuro mejor para ciertas regiones del país, pero…

Para que eso ocurra las cosas no pueden seguir como iniciaron. Antes de continuar, la empresa debería hacer un verdadero examen del mercado: qué sí se requiere y se justifica para la operación de una aerolínea de servicio social, porque no olvidemos que Mexicana de Aviación no es una concesión, es una asignación en los términos en que la nueva Ley de Aviación Civil -que aún está impugnada ante la SCJN por vicios en su aprobación por el Senado- le da a este término. La nueva ley dice claramente que: “La vigencia del título de asignación será por tiempo indefinido, y sólo termina cuando se acredite fehacientemente que ya no existe causa de utilidad pública, interés público, interés general, interés social que salvaguardar, o por razones de seguridad nacional que la justifiquen”.

Es decir, una asignación que se le otorgue a una entidad paraestatal (como fue el caso de GAFSACOMM) para operar una aerolínea, tiene como trasfondo que prestará un servicio de utilidad pública o servicio social, lo cual no se ha justificado en el caso de Mexicana de Aviación pues no se ha explicitado qué rutas opera ni por qué esas y no otras, qué causas lo motivaron y qué beneficios sociales trae dicha operación.

De la retórica a la realidad hay un trecho, pero eso no significa que Mexicana deba desaparecer sólo porque tiene un subsidio. Sin embargo, si ese subsidio no se utiliza en beneficio de la aviación mexicana y su conectividad y no impulsa la economía y la integración de regiones que están marginadas o desconectadas del resto del país, de nada habrá servido usar recursos públicos.

Y tampoco ayuda que los subsidios se utlicen para competir frontalmente en plazas ya servidas por 2 o 3 troncales, que se disputan mercados maduros y tienen márgenes muy bajos. Este país podría tener un crecimiento interesante si existiera una política de Estado que permita visualizar un futuro que ayude al desarrollo de México.

Pero lo primero que debería suceder es que se admita que -por las razones que sean- hasta el momento no se ha asertado en la gestión de la aerolínea. La administración de una aerolínea comercial no es algo que pueda aprenderse en corto tiempo y sobre la marcha. No sólo hablamos de seguridad operacional, aunque eso sea indispensable, sino de viabilidad y sostenibilidad.

Es demasiado lo que está en juego y tal vez convenga que la empresa del Estado contrate una administración civil experimentada y se avenga a dejar que las tripulaciones, el personal de apoyo y la comercialización se hagan con los códigos usuales de la aviación comercial, con todo lo que ello significa de autonomía para quienes dirijan y de apego a las reglas de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) e incluso, de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) en toda la operación. Pero lo más importante será que todo ello se haga dentro de una política con visión de Estado. ¿Se podrá? E-mail: raviles0829@gmail.com

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