No se ha dónde vamos a ir a parar con el desarrollo de medicamentos y estrategias terapéuticas que tiene resultados impresionantes en enfermedades raras o poco frecuentes, en ciertos tipos de neoplasias malignas, que no han respondido a tratamientos convencionales y cada vez más en enfermedades de tipo autoinmune, pero que tienen costos que resultan exorbitantes. Esto es algo que es importante reflexionar, particularmente ahora que el gobierno federal ofrece que la atención médica es gratuita. Nada es gratis, de algún lugar tiene que salir el recurso.
En el primer número de la revista The Lancet de este año (405:50-60,2025) se publica un artículo interesante que muestra un análisis del efecto que ha tenido en la Gran Bretaña la decisión de cubrir el costo de cierto número de medicamentos nuevos entre el 2000 y el 2019. La pregunta era si el invertir en pagar los nuevos y muy costosos tratamientos tuvo efecto benéfico en la salud general, sobre la base de que la decisión de pagar costos elevados de ciertos medicamentos, viene acompañada con la reducción para otras áreas de la medicina.
Para contestar la pregunta, estimaron el efecto que tuvo la inversión en nuevas medicinas sobre un parámetro que se utiliza en economía de la salud, que son los QALYs (Quality-Adjusted Life Year). Un QALY significa un año de vida en completa salud. En este trabajo observaron que la inversión en los nuevos medicamentos en los 20 años estudiados tuvo un efecto positivo de 3.75 millones de QALYs para 19.82 millones de pacientes, a un costo de 75 mil millones de libras esterlinas. Sin embargo, calcularon también que, si esa cantidad de recursos en vez de utilizarlo en nuevos fármacos se hubieran asignado a los servicios ya existentes de salud, se hubieran ganado 5 millones de QALYs para la misma población. Es decir, que el efecto neto de invertir en medicamentos nuevos fue negativo por 1.25 millones de QALYs.
A diferencia de lo sucedido en los siglos XIX y XX en los que se purificaron compuestos de fuentes naturales o se inventaron en laboratorio, ahora los nuevos medicamentos requieren de biotecnología. Cada mes surgen nuevos anticuerpos monoclonales humanizados para el tratamiento de diversas enfermedades, inicialmente autoinmunes o cáncer y ahora hasta para la hipercolesterolemia. Son los que tienen nombres raros que terminan con MAB (por Monoclonal AntiBody). Adalimumab, Ecolizumab, Ipilimumab, por mencionar algunos. Tienen efectos muy impresionantes, pero son muy costosos.
La terapia para ciertos tipos de cánceres, en especial leucemias con la metodología conocida como CAR-T cells (Chimeric Antigen Receptor T-Cell) es una terapia individualizada para cada caso y se utiliza para pacientes que no han respondido a otras terapias (también caras) y el costo oscila entre uno y dos millones de dólares. Un artículo reciente en la revista Cell abre la posibilidad de que en el futuro cercano se puedan desarrollar CAR cells para enfermedades autoinmunes en forma ya no tan personalizada, pero seguramente igual de costosa.
Lo esperable es que esto continúe creciendo. Cada año nuevos medicamentos y cada vez más caros. A nivel de medicina privada, la opción es tener un seguro de gastos médicos mayores que contemple varios millones de pesos de suma asegurada. Esto, sin embargo, es accesible a un porcentaje pequeño de la población. El resto depende de la seguridad social, ya sea del IMSS, ISSSTE, servicios especiales como el de PEMEX o la Secretaría de Salud. Espero que en estas instituciones tengan actuarios y personal especializado para orientar la decisión de cómo se gastará el presupuesto designado al sector salud.
Dr. Gerardo Gamba
Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán e
Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM