Opinión

Entre monolitos con empresarios

La Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, en conferencia de prensa, dijo que en Nuevo León, hace falta coordinación en materia de seguridad
Sheinbaum afirma que "no cree en los estados de excepción" para combatir la violencia La presidenta de México Claudia Sheinbaum habla durante una rueda de prensa este lunes (José Méndez/EFE)

Los empresarios han recibido múltiples llamados para sumarse al Segundo Piso de la 4T. Es así porque los planes de crecimiento económico no tendrían ninguna posibilidad de concretarse sin el concurso de la iniciativa privada. El gobierno tiene la responsabilidad de la conducción, es verdad, pero en la realidad sus recursos están acotados en exceso. Lo que sí puede hacer, y es lo que hizo ayer la presidenta en el evento en el Museo de Antropología, es crear condiciones para que los empresarios inviertan su dinero en negocios que juzguen atractivos.

¿Cuáles son esas condiciones? Sobre todo reglas del juego claras y permanentes, que no se cambien a mitad del río por caprichos políticos como ocurrió en el pasado inmediato. La primera decisión trascendente en materia económica del sexenio pasado fue cancelar el aeropuerto de Texcoco. Esto marcó, para mal, el resto de la administración. México es, sigue siendo, un lugar muy atractivo para invertir. Para alcanzar tasas de crecimiento superiores al dos o dos y medio por ciento se necesita mucho mayor participación privada. Hablo de la comunidad empresarial en su conjunto, no del grupo compacto de empresarios que son socios del gobierno en la construcción de infraestructura.

El Plan México presentado marca un rumbo. Se despliega en un escenario que podría tener cambios radicales en menos de una semana cuando Donald Trump regrese a la Casa Blanca. Una de sus muchas amenazas hechas tiene que ver con la imposición de aranceles de hasta 25 por ciento, lo que supondrá un escenario de choque que no está considerado en el plan. Lo importante de la reunión entre monolitos es que hay comunicación y deseos de trabajar juntos. La presidenta ha sido cuidadosa con su lenguaje, no busca descalificar ni menospreciar a los empresarios, sino hacerlos parte de un plan, lo que es una forma de comenzar con el pie derecho. Pronto se verá si logró generar confianza como para que los capitales comiencen a moverse.

En la confrontación con Trump, México tiene la razón fundamental: en el pleito entre Washington y Pekín, que es telón de fondo, la unidad económica y política de los países de América del Norte es fundamental para competir con posibilidades de ganar. Si Trump por apetitos políticos inmediatos rompe el bloque, el ganón será China, que ya se frota las manos adelantando que Trump meta la pata, acorrale a sus socios principales y se aisle. Si a Trump se le pasa la mano con México, nuestro país jugará la carta china y con eso le pegará donde más le duele al Tío Sam. También es cierto, como suele decir la presidenta, que el T-MEC es bueno para los tres firmantes, en particular para México y EU porque tienen economías complementarias, lo que hace al acuerdo comercial un vehículo muy eficiente.

Es pronto para asegurar que la confianza regresó y que los empresarios nacionales están listos para irse con todo. Pero tener un plan y decirles a los empresarios que su participación es decisiva es un buen comienzo. Las señales de confianza, lo que haría una diferencia clara, son por ejemplo licitaciones transparentes, adjudicaciones directas solo en casos contados, pagos puntuales a proveedores, ataque frontal a la extorsión, respeto a los organismos tripartitas, el Infonavit, por ejemplo. A eso me refiero cuando hablo de crear las condiciones propicias. Los empresarios, de todos los tamaños, no son enemigos de México, de hecho, son los mejores aliados por su capacidad para crear empleos, y México puede presumir de tener poco desempleo. Los empleos son el camino al bienestar. Desde luego, los programas sociales son bienvenidos por las familias y generan, lo he dicho, lealtad electoral, pero lo que instala a la gente en el bienestar es contar con un empleo con todas las de la ley. Ese es el súper poder de los empresarios.

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