El día esperado llegó. La realidad nos alcanzó y el 20 de enero de 2025 significó el inicio de algo que trasciende a un cambio de gobierno. La llegada de Donald Trump a la Presidencia de los Estados Unidos no debe entenderse simplemente como la instauración de un gobierno cuya radicalidad ideológica de derecha marca un hito en la historia política de aquél país, sino como la muestra de algo más grande que se avecina: el inicio de una nueva era que estará marcada por cambios de la mayor profundidad en aspectos políticos – como la democracia y el papel del Estado –, culturales – como los principios y valores en los que se basa la civilización occidental de cuando menos las últimas ocho décadas –, sociales – como la manera en la que construimos nuestras relaciones – y económicos – como la dominación del sistema capitalista basado en un consumismo extremo y desmedido –.
Durante su discurso de toma de posesión, así como en el acto de firma de órdenes ejecutivas, el presidente estadounidense dejó en claro cuál será el tono de su mandato, la prioridad que concede a determinados asuntos que abonan a una lógica de ejercicio hegemónico y expansionista del poder, así la relevancia que durante su gobierno tendrá la relación con México. Se pueden llenar de tinta páginas enteras con referencias a los principales anuncios, como la cacería que ha iniciado en contra de migrantes, la declaratoria de los cárteles como grupos terrorista o la amenaza de la imposición de aranceles, pero lo que en esta y nuestras próximas colaboraciones haremos será analizar lo que ha provocado la llegada de Donald Trump al poder, el significado que tiene el arribo al poder de personajes que, como en estadounidense, parecen cortados con la misma tijera, las causas que han provocado un vuelco en el sentir y comportamiento de las sociedades de distintos países, los efectos que esto tendrá en la reconfiguración política, cultural, social y económica del mundo, así como la construcción de posibles escenarios para enfrentar lo que está por venir.
Apenas hace un par de semanas, durante los últimos días de 2024, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) organizó un encuentro en el que se discutió el momento por el que México y el mundo atraviesan, las causas que nos han traído hasta aquí y aquello que habrá que hacer una vez que, por distintos motivos, la sociedad que conocemos colapse y se precipite hasta lo más profundo de su crisis. Haciendo referencia a distintas reflexiones planteadas a lo largo de los últimos meses, en aquella ocasión se hizo referencia a la tormenta y el día después. En esta oportunidad, el grupo zapatista y sus invitados reflexionaron no necesariamente sobre lo urgente, esto es lo que sucederá mañana o en los días por venir, sino lo trascendente, lo que deberá redefinirnos como sociedad y a partir de lo que deberemos reconstruirnos como civilización. La llegada de Donald Trump tiene que motivarnos a atajar ambas condiciones: la inmediata y la posterior, entendiendo que, si bien el presidente norteamericano es un síntoma, no se trata de la enfermedad.
Las sociedades de México, de la región continental y de distintas partes del mundo han sido testigos de la erosión que ha sufrido el modelo civilizatorio a partir del cual hemos vivido desde finales de la primera mitad del siglo pasado. Aquél mundo en el que los abuelos de nuestros abuelos vivieron muy poco se parecía a este en el que los de ahora crecimos, así como el nuestro no tendrá casi nada que ver con el que a partir de ajora vendrá. Sí, sin duda tenemos que luchar y pelear por mantener y rescatar aquello que consideramos útil y benéfico para lo que habrá de venir, pero no podemos cerrar los ojos a que en los últimos tiempos fuimos cómplices de una degradación que nos llevó a que un Trump, un Bukele o un Milei fueran posibles. El encumbramiento de líderes populistas de inclinaciones autocráticas no es obra de la casualidad ni producto del destino. Incluso, ellos no son el mayor problema, sino la semilla sembrada hace algunos años de la que han florecido sentimientos xenófobos y egoístas que hoy se manifiestan.
¿Qué nos trajo hasta aquí? ¿Qué sucederá a partir de ahora? Lo urgente es muy relevante de atender, pero quizá más importante es plantearnos qué haremos al día siguiente del fin de la tormenta y el colapso de lo que algún día fuimos.
Profesor y titular de la DGACO, UNAM
Twitter: @JoaquinNarro
Correo electrónico: joaquin.narro@gmail.com