Declarar organizaciones terroristas a los carteles mexicanos que trafican drogas tendrá más repercusiones en Estados Unidos que en México. Será el primer autogol de Trump.
El nuevo presidente busca dar un golpe mediático, que salga en primera plana, con la captura de narcos o la destrucción de un laboratorio, cocinas le llaman, en terreno mexicano. Quiere hacer ruido. A Trump no le sirve llevarse a EU a Iván Archivaldo Guzmán o lo que queda del Mencho como la administración Biden se llevó al Mayo Zambada, sin hacer ruido y sin testigos. Va por una transmisión en directo para arrancarle un gran aplauso a la gayola.
Para poder operar en territorio mexicano abiertamente se requiere esa declaratoria de organizaciones terroristas que tiene muy preocupados a grupos de poder en Estados Unidos que son socios de los narcos y que enfrentarían condenas muy severas si los acusan de colaborar con terroristas.
Estados Unidos se desgarra las vestiduras ante la masacre ocasionada por esa droga letal que es el fentanilo, pero nada dice del hecho de que, según cifras de la Secretaría del Tesoro, o sea información oficial, su sistema financiero se engulle 100 mil millones de dólares producto de las ganancias del tráfico de drogas. El sistema financiero de EU, dicho por las propias autoridades americanas, es la mayor lavandería del planeta. Lavarles el dinero a grupos designados terroristas es mucho más grave que lavarles dinero a los narcos. Los lavadores de capitales se quedan con el 10 por ciento del total de lo que lavan. Haga usted cuentas.
El dinero sucio también se invierte en Estados Unidos en bienes raíces, casinos, criptomonedas, empresas fantasmas, casas de cambio. ¿Cuántos banqueros norteamericanos terminarán este año en la cárcel por lavar dinero de narcos mexicanos?
Con respecto a las armas, la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de Estados Unidos, nótese que no son cifras mexicanas sino números oficiales del gobierno gringo, acaba de documentar que el 74 por ciento de las armas que usan los carteles mexicanos para sembrar de cadáveres nuestro país provienen de armerías norteamericanas ubicadas en Arizona, Nuevo México, Texas y California.
Esa oficina del gobierno de Estados Unidos tiene identificadas las etapas de la adquisición y las principales rutas de acceso a territorio mexicano. Ellos arman a las bandas que trafican drogas que matan a decenas de miles de norteamericanos cada año. Ya no solo les venderían armas a los carteles, les venderían armas a organizaciones terroristas, que es otra cosa. La ruta con tráfico más intenso es la de Arizona a Sonora. Nogales, Agua Prieta, Sonoyta, San Luis Río Colorado. Se conoce el nombre de las armerías más activas que están en Tucson y Yuma. Es una actividad discreta pero no secreta, está documentada y una vez que las bandas mexicanas sean declaradas grupos terroristas los dueños de esas armerías serán legalmente enemigos de Estados Unidos. ¿Cuántos dueños de armerías terminarán este año en la cárcel por pertrechar terroristas?
Yo digo que, si el equipo de Donald Trump ya calculó estas repercusiones, lo más probable es que le pidan al presidente que esconda la orden ejecutiva y la mande al archivo muerto. La mejor salida para ellos es proporcionar información de calidad sobre la ubicación de narcos célebres o cocinas activas, para que agentes o soldados mexicanos, incluso acompañados por gente de la DEA, hagan la captura o los decomisos, pero sin que haya una designación legal de grupo terrorista a la manera de Al Qaeda o Boco Haram.
Los principales socios de los grupos criminales mexicanos radican en Estados Unidos. Son banqueros, corredores de bienes raíces, dueños de casinos y casas de bolsa, vendedores de armas. ¿Los declarará Trump terroristas? Habrá que verlo.