Opinión

Sinaloa después de Rubén Rocha

El Gobernador Rubén Rocha Moya, convoca a los sinaloenses a hacer frente común contra la delincuencia (Especial)

Sobre el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha, pesan acusaciones gravísimas. Una de ellas es la participación abierta, sin tomarse la molestia de ocultar la cara, del Cartel estatal, la fracción de los Chapitos, en su elección. No es algo que se diga a la ligera, como quien suelta un chisme. Nada de eso, la prensa local lo tiene documentado al detalle.

Otra acusación igualmente grave es su participación en el montaje para justificar el asesinato de Nemesio Cuén, su némesis, quien dijo a muchos periodistas, el que suscribe entre ellos, que si algo le pasaba sería culpa de Rocha. El Mayo Zambada escribió en una carta que a Nemesio lo asesinaron el mismo día y en el mismo lugar en que lo secuestraron a él. El Mayo dijo que viajó a Culiacán para reunirse con Rocha y Cuén, lo que ya de por sí exige muchas explicaciones.

Curiosamente, las marchas en Culiacán para exigir la renuncia de Rocha no detonaron por esas acusaciones tan espinosas, sino porque la gente ya no dejó pasar un hecho de violencia letal que privó de la vida a dos niños. Esa fue la gota que derramó el vaso. La gente juntó valor y se lanzó a las calles y algunos de ellos vandalizaron las oficinas del alcalde y las del gobernador.

El gobernador no se ha dado por aludido, aunque para todos es claro que el blindaje político que lo ha protegido está muy desgastado y en cualquier momento puede rasgarse. Es natural que al interior del gobierno se calcule qué forma de deshacerse de Rocha causará menos daño político. Pueden sostenerlo contra viento y marea y esperar a que los Chapitos lo pongan al descubierto en una corte de Estados Unidos o el Mayo haga lo propio. El problema no es lo que los narcos digan, sino lo que el gobierno de Estados Unidos crea y haga al respecto.

Como pintan las cosas, Rocha pudiera ser acusado en Estados Unidos de brindar protección a grupos narco terroristas. Pueden mandar un comando de Boinas Verdes para atraparlo y llevarlo a Estados Unidos. Lo que calcula el gobierno es si eso se hará con Rocha como gobernador o con Rocha como un ciudadano común y corriente. El blindaje al gobernador es una instrucción del expresidente López Obrador. Rocha es parte de una correa de transmisión que llega hasta Palenque. Ambos viajaron juntos a Badiraguato. La pregunta entonces es cómo reducir al mínimo el costo político de sacar a Rocha del gobierno y no salpicar a ninguna figura del sexenio pasado.

La gente en Sinaloa ya salió a las calles, puede ser un inicio de una revuelta mayor o tal vez es solo un pataleo colectivo. Si queda claro que mantener a Rocha tendrá costo electoral, las decisiones se precipitarán. Queda una opción que se ha buscado desde hace semanas: lograr la captura de uno de los jefes de las fracciones del Cartel de Sinaloa en pugna, esto es el Mayo Flaco o Iván Archivaldo Guzmán. Si algo así se concreta será una carambola de dos bandas. El tema de la renuncia de Rocha saldrá del escenario y México podrá presumir al nuevo gobierno de Trump que combate con todo a los traficantes de fentanilo. Sinaloa tiene que prepararse para la era post Rocha.

Se dice que ya se evalúan los perfiles de su posible sucesor, o, tome nota, sucesora, porque la más mencionado en el cotilleo político es la senadora Imelda Castro, aunque todavía no queda claro si sería una promoción o un castigo

jasaicamacho@yahoo.com

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