Opinión

Jóvenes solitarios

Mujer depresión
Soledad En México, el suicidio es la segunda causa de muerte entre adolescentes de 15 a 19 años

La soledad es un arma de dos filos, así como el fuego puede forjar, pero también destruir, puede dar calor, pero también reducir a cenizas… Así, por ejemplo: fue un acicate en cierta medida la ceguera de Borges y de Miltón, la prisión de Cervantes, el destierro de Ovidio y de Napoleón, el desierto de Jesús…

Hace unas semanas, en la Ciudad de México, Valeria, una joven de 16 años, decidió poner fin a su vida. La noticia, aunque desgarradora, no sorprendió del todo a quienes la conocían. Sus amigos en Instagram veían a diario sus publicaciones de viajes, fiestas y momentos felices, pero detrás de esas sonrisas perfectas, Valeria luchaba contra un creciente vacío emocional. A pesar de tener cientos de seguidores, sentía que nadie la veía realmente. Las comparaciones constantes con otros jóvenes la hacían sentirse insuficiente, y para ella, la única salida parecía el silencio final.

Este tipo de historias, lamentablemente, no son aisladas. En un México donde la conectividad digital es cada vez mayor, la realidad es aún más compleja: nuestros jóvenes están más conectados que nunca, pero, paradójicamente, más aislados. Las redes sociales, en lugar de ser un refugio, han sido un caldo de cultivo para la ansiedad, la depresión y las adicciones. Según un estudio realizado por la American Psychological Association, los jóvenes que pasan más de tres horas al día en redes sociales tienen un riesgo significativamente mayor de sufrir problemas emocionales como depresión y ansiedad, una realidad que también se refleja en el contexto mexicano.

En la era digital, muchos jóvenes pasan largas horas en plataformas digitales, juegos y redes sociales. Esta inmersión puede ser una búsqueda de pertenencia, validación, o un escape del estrés y la ansiedad. Comprender estas presiones es clave para guiarlos hacia un equilibrio, promoviendo actividades que fomenten su bienestar integral.

Un informe de la Unicef señala que el 70% de los adolescentes mexicanos de entre 12 y 17 años pasan más de tres horas al día en redes sociales. Este tiempo prolongado en plataformas como Instagram o TikTok, alimenta la inseguridad y la sensación de no estar a la altura de los ideales de belleza o éxito que se muestran. El problema no se limita a la salud emocional. La adicción a las redes sociales y a los videojuegos son una preocupación creciente en el país. La Comisión Nacional contra las Adicciones (CONADIC) reporta que el 13% de los adolescentes mexicanos entre 12 y 17 años presentan conductas adictivas relacionadas con las tecnologías. Esta dependencia se convierte en una forma de escape, pero también de aislamiento, afectando la calidad de las relaciones sociales y familiares.

Lo más alarmante es el incremento de casos de suicidio entre jóvenes. En México, el suicidio es la segunda causa de muerte entre adolescentes de 15 a 19 años, según la Secretaría de Salud del país. Esta cifra es aún más preocupante si se considera que muchos jóvenes han manifestado, en diversos estudios, que las redes sociales contribuyen a la intensificación de sus pensamientos negativos y suicidas. De hecho, en un estudio realizado por la Fundación Mexicana para la Salud Mental, el 25% de los jóvenes que han considerado el suicidio reportaron haber sido afectados emocionalmente, por lo que veían en redes sociales.

Más aún, la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) reportó que en 2000 hubo 358 suicidios entre jóvenes de 10 a 17 años, por desgracia esa cifra en 2023 alcanzó los 727 casos. Simplemente devastador. ¿Qué podemos hacer para evitar que más jóvenes sigan este camino? Es urgente que la sociedad mexicana tome conciencia de los efectos que las redes sociales pueden tener en la salud mental. Los padres, maestros y autoridades deben educar a los jóvenes sobre el uso responsable y consciente de las plataformas digitales, enseñándoles a reconocer los riesgos de la comparación constante. La salud emocional debe dejar de ser un tema tabú, y se debe fomentar un ambiente donde se pueda hablar abiertamente de los sentimientos y las dificultades sin miedo al rechazo o al estigma.

Valeria ya no está, pero su historia nos debe despertar. Es hora de que, como sociedad, tomemos responsabilidad en la salud mental de nuestros jóvenes y les brindemos las herramientas para enfrentar los desafíos emocionales que les presenta la era digital. No podemos seguir ignorando los peligros que acechan detrás de una pantalla.

Lo más relevante en México