Justo en esta fecha que tiene significado muy amoroso para mi me veo en la obligación de desviar la dedicatoria pretendida, para iniciar el texto con un tema por demás sórdido y doloroso como fue el reciente fallecimiento de tres hermanitos de 2, 4 y 6 años de edad y que al parecer oriundos de Chenalhó, Chiapas, se encontraban de visita familiar en la cercana comunidad de San Cayetano, Municipio El Bosque, donde perdieron la vida al consumir pedazos de pan envenenado que encontraron regado mientras jugaban. El objetivo de ese salvaje y primitivo método ILEGAL de matanza eran los perros callejeros, dados los “usos y costumbres” del lugar, peeeero, siendo así y aún así, no sólo fue cometido un triple homicidio imprudencial o si se quiere “involuntario” al cubrirse los supuestos para calificarlo de tal forma, sino que quienes instruyeron el trabajo y no sólo quienes lo implementaron, omitieron la normatividad federal establecida para lo correspondiente, lo que también debe tener su costo. Supuestamente hay dos detenidos. Esperemos que la conmoción que el incidente causó a nivel nacional no quede sólo un anecdotario más de arbitrariedad y que la Fiscalía General del Estado a cargo de Jorge L. Llaven Abarca haga honor a su lema: CERO IMPUNIDAD. Sin embargo, ya pasaron las 48 horas prometidas para resolver la situación jurídica ¿y?
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En otro tema, me permitiré transcribir algunas partes, ajustadas además al espacio que me resta, de la intensísima defensa que la compañera activista Sandra Segovia Reyes sustentó en defensa de la Iniciativa Ciudadana Preferente para prohibir el uso de animales no humanos en espectáculos, atendiendo a su cita con el dizque “parlamento abierto”… ¡ojo!... a puerta bien cerrada, que tuvo a mal organizar la panista Daniela Álvarez Camacho, PresidentA de la Comisión de Puntos Constitucionales e Iniciativas Ciudadanas del Congreso de CdMx, a objeto de escuchar posiciones a favor y en contra del proyecto referido. Siendo así y encerradita para la ocasión solamente con otro diputado, las siguientes fueron algunas de las partes sustanciales de la exposición de quien encabeza el equipo TODOS SOMOS ANIMALES. Al respecto, no omito citar que por lo aaaaaños que llevo en esta batalla conozco de memoria cada uno de los argumentos y difícilmente alguno me sorprende, sólo que esta vez pasó… que Sandra los transmitió con un ímpetu y una emoción tales, que me hizo vibrar a cada palabra que acompañó con un inesperado (en ella) lenguaje corporal, trasluciendo convencimiento y honestidad por su lucha. Aclarado lo anterior, he aquí algo de lo más destacado de su voz en letra:
“Soy activista por los derechos de los demás animales desde hace 30 años y desde entonces hemos puesto en la agenda el tema de las corridas de toros porque como lo afirmó en su momento la UNESCO: la tauromaquia es el arte banal de torturar y matar animales delante del público. En estos espectáculos se está sometiendo a un ser sintiente a un sufrimiento que culmina en su muerte sin más propósito que el deleite de un grupo de personas privilegiadas, lo que no tiene justificación ética posible y tampoco jurídica en nuestro país. Esta conversación se tuvo en Gran Bretaña hace 200 años y muchos países del mundo ya resolvieron prohibiéndolas por considerar que es una forma de maltrato hacia los animales. De hecho, nosotros, México, formamos parte penosamente del grupo de los 7 países donde aún se siguen realizando y todavía es más increíble, porque lo habíamos resuelto también en el año 1867,cuando el presidente Benito Juárez las prohibió con mucho menos información científica y nulo marco jurídico, pero creo yo, más sentido de justicia…
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“Nuestras conversaciones frecuentemente iniciaban tratando de convencer a nuestros interlocutores sobre que los demás animales eran capaces de sentir. ¿Se imaginan? Afortunadamente la neurociencia del más alto nivel plasmó todo su conocimiento en la Declaración de Cambridge y la Declaración de NY, lo que ha permitido que sea la evidencia científica la que confirme lo que con tanta vehemencia hemos dicho siempre: que los demás animales sienten como nosotros. Para propósitos específicos del combate a la tauromaquia, también tuvimos que explicar que cultura es toda información transmitida por aprendizaje social. Que el adjetivo cultural no es laudatorio sino descriptivo y que no implica juicio de valor alguno, y hemos rebatido con evidencias todos y cada uno de los argumentos que se han presentado. A cada “son una tradición” respondemos que ni todo lo tradicional está bien por definición y que tampoco está por encima de la crítica, la racionalidad y la legalidad como ya lo ha confirmado la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la sentencia referente al AMPARO EN REVISIÓN 365/2024. En dicha resolución se estableció jurisprudencia, lo que determina un criterio obligatorio que deberán tomar en cuenta jueces y magistrados al resolver asuntos similares. Pensar lo contrario equivaldría a desconocer el sentido de la prohibición constitucional. A cada “antes de la corrida viven bien” respondemos que hay muchos toros que no gozan de esos privilegios. Están encerrados e inmovilizados en corrales miserables y oscuros, hundidos en sus propias heces junto a lugares de entrenamiento o capea. A cada “las corridas dan de comer a la gente”
respondemos que también lo hacen el narcotráfico, el secuestro, la piratería, la guerra y el terrorismo y que nadie debería tener que torturar a otro para ganarse la vida. Tampoco es verdad eso de que generan miles de empleos. Son apenas 475 (en CdMx), de acuerdo con el ex secretario de Economía Fadlala Akabani. Los recintos en donde se realizan las corridas de toros pueden servir para otro tipo de espectáculos que sin duda beneficiarían a esas familias. A cada “los toros no sufren” respondemos con evidencia que todos los centros de dolor; los mecanismos y puertas neurales de transmisión del dolor, incluidos los neurotransmisores involucrados, son prácticamente idénticos en todos los mamíferos. A cada “prohibido prohibir” respondemos que bajo esta premisa deberíamos permitirlo todo, el asesinato, el robo, el secuestro, el terrorismo, la evasión fiscal… cualquier cosa. Premisa importante es que todos los animales deben ser vistos como sujetos de justicia y portadores de derechos inviolables básicos que no pueden sacrificarse por el bien de los demás”
Hay mucho más que brotó de la enorme emoción de una activista que dejó la piel en ello, pero por hoy no más espacio.
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