
Hubo un tiempo, no hace mucho, en un país que podría ser México, en que los legisladores presumían de aprobar las iniciativas presidenciales sin quitarles ni una coma, lo decían como si fuera una cualidad. No exagero. En los congresos de los estados le daban otra vuelta a la tuerca, aprobaban las iniciativas sin tomarse la molestia de leer su contenido. Algunos se ufanaban de ni quiera abrir el sobre, competían unos con otros para ver quién era el aprobador más rápido de la comarca, en algunos casos el asunto se despacha en menos de media hora, de que llegaban los legisladores hasta que se iban a su casa o a festejar por ahí. Al final la mayoría se echaba una porra a sí misma.
Para fortuna de todos esos tiempos quedaron atrás. Los legisladores ya no solo leen las iniciativas sino hasta las corrigen por convenir así a sus particulares intereses. Si los cambios le sirven o no a la nación es lo de menos. El nuevo apotegma, que pronto estará con letras de oro en los muros legislativos es “La Familia es Primero” la patria qué. Claro que no está mal el debate, lo malo es que los legisladores hayan recuperado la noción de su chamba en un tema como el nepotismo, mientras que otros asuntos francamente complejos, como la Reforma Judicial, no les quitara el sueño.
En Palacio Nacional se tomó nota y solo se dijo que cualquier integrante de la colación oficial que privilegie a sus parientes “se vería muy mal”. Esa frase debería ser una orden inapelable pero ya hay muchos que, desde hace rato, digamos desde el primero de octubre, piensan que se mandan solos, pero no. Tarde o temprano se darán cuenta.
Otro mes de pausa
No hubo que tronarse los dedos ni convocar a toda la Corte Celestial, Trump solito, acaso traspapelado entre el montón de órdenes ejecutivas que hay sobre su escritorio, dijo tronante: los aranceles contra México y Canadá van, arrancan en abril. Antes había dicho que el plazo vencía en marzo, de modo que todos se voltearon a ver y dijeron bueno pues que sea en abril. De modo que tenemos cuatro semanas para seguir trabajando en dos frentes. El del comercio con los empresarios de EU que son nuestros aliados para que permee el mensaje de que los aranceles afectarían a los consumidores americanos, descarrilarían del T-MEC, y favorecían notablemente a China, la bestia negra de Trump.
El segundo frente es el de la Seguridad. La verdad, sin ánimo de quedar bien, el Gabinete de Seguridad ha dado pasos adelante en su lucha contra las bandas del crimen organizado. Un ejemplo es suficiente. El Cartel de Sinaloa vive las horas más bajas de su historia. Esta debilitado, tropieza, puede desplomarse. Se trata de un logro que no puede regatearse ni aquí ni en Washington. Queda mucho por hacer, todavía falta por saber si ha disminuido o no la oferta de fentanilo en las calles de Norteamérica. Si el precio de la droga comienza a subir quedará claro que hay menos cantidad. Si la oferta sigue a pesar de que el Cartel Sinaloa está acorralado quiere decir que otros meten el fentanilo y hay que buscarle por dónde.
Hay un cambio de primer orden en México y es el hecho de que, acaso por vez primera en lustros, hay voluntad política al más alto nivel para combatir a los carteles sin ningún tipo de miramiento ni complicidades inconfesables. Eso hace la diferencia y genera una inercia positiva que dará buenos resultados en el corto plazo, ya los está dando.