Opinión

Mexicanos al grito de guerra…comercial

La Presidenta Claudia Sheinbaum señaló que el gabinete de seguridad se reunirá mañana en Washington, con el secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio
Conferencia Presidenta Claudia Sheinbaum La Presidenta Claudia Sheinbaum señaló que el gabinete de seguridad se reunirá mañana en Washington, con el secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio

Lo único que no se vale en la guerra arancelaria con Donald Trump es poner la otra mejilla. Eso no. Todo lo demás, incluyendo golpes debajo del cinturón, en la nunca o morder orejas, todo cabe en el principio de la legítima defensa. Las economías de ambos países están tan imbricadas que los golpes se sentirán en ambos lados de la frontera, pero si eso no le importa a Trump no tiene por qué importarnos a nosotros.

Hay que insistir en que Donald busca un golpe de efecto, algo que salga en primera plana y que transmita a su base electoral el mensaje de que hay un gorila dominante despachando en el Salón Oval de la Casa Blanca. No hay que perder de vista que sus últimas palabras después de la emboscada que él y el vicepresidente DJ Vance le tendieron al presidente de Ucrania fueron: “esto será un gran espectáculo de televisión”. Más claro ni el agua. Eso es lo suyo.

Esta noción de la política como un espectáculo sangriento para entretener a las masas opera con éxito desde los tiempos del Coliseo romano. Nosotros, en México, no cantamos mal las rancheras. La respuesta de la doctora Sheinbaum será en la plaza pública, a manera de mitin popular, el próximo domingo. Ambos, Trump y Sheinbaum quieren salir fortalecidos políticamente del delicado lance y se pueden salir con la suya.

Lo cierto, sin embargo, es que detrás de los jaloneos y las estrategias políticas hay tragedias en los dos lados de la frontera. Es verdad que allá cientos de miles de personas mueren cada año por consumir drogas y aquí, en el sexenio de López Obrador, hubo 200 mil homicidios dolosos, una cifra descomunal. Mientras los políticos están en lo suyo, los hogares enlutados se multiplican. Acaso es verdad que México se ha quedado corto, pero los Estados Unidos no han hecho nada y eso hay que decirlo fuerte ante la opinión pública de ese país.

¿Estallar una guerra comercial entre los países de América del Norte y echar al WC el T-MEC es el camino para terminar con la matazón ocasionada por el consumo de drogas? Claro que no. De hecho, la inestabilidad que toca a la puerta mejora de manera notable las condiciones de los traficantes, los que llevan las drogas a la frontera común y los que reparten drogas por todos los condados de la Unión Americana. Para ellos el río revuelto es casi el paraíso.

Por si fuera poco debilitar o quebrar la alianza comercial de América del Norte es la mejor noticia que pudiera recibir el dragón chino que puede seguir adelante con su expansión comercial prácticamente sin obstáculos. Trump se ensaña y quiere humillar a sus vecinos y socios. Ya dijo que si le responden, si México y Canadá se defienden, los aranceles seguirán subiendo. No tiene límites.

México en efecto tiene muchos planes a la mano. La última carta, el as bajo la manga, es pedir el auxilio del gobierno chino y que Dios nos agarre confesados. Antes de eso se pueden hacer un montón de cosas, la primera es conformar un frente unido con la comunidad empresarial de Estados Unidos que está en contra de una guerra arancelaria pero que le tiene pánico a Trump y no quieren contrariarlo. Ellos, los empresarios gringos, son nuestros aliados naturales, de aquí al domingo podrían demostrarlo en los hechos y romper su silencio pusilánime.

La situación para el país es francamente delicada. La recesión se materializa. El daño está hecho porque México deja de ser un destino confiable para las inversiones extranjeras. Esa es la realidad. Los empresarios quieren seguridad total para sus inversiones, quieren certeza, la incertidumbre es veneno sin antídoto. Estamos ante una pelea sin límite de tiempo. Lo único que no se puede hacer México en esta coyuntura es poner la otra mejilla, eso no.

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