
La política como ejercicio del poder es una disciplina en la que son los hechos, no las ideas, los que importan. Sí, las ideas políticas están presentes y determinan las creencias de lo que deben de ser el Estado y el gobierno, pero son los hechos los que se convierten en realidad tangible y material. Por eso el ejercicio de la política está cargado de prácticas y símbolos que determinan lo que es y por eso han sido muchos los autores que han retratado, a través de frases muchas veces impregnadas de una crudeza hiperrealista, el comportamiento que se espera de quienes la practican.
Apenas el domingo pasado la presidenta Claudia Sheinbaum vivió quizá su momento políticamente más relevante desde el 1 de octubre, cuando asumió la titularidad del Poder Ejecutivo. Con el contexto del jaloneo con Donald Trump por la imposición de los aranceles, primero, y la postergación de su entrada en vigor, después, y teniendo como escenario un Zócalo de la Ciudad de México repleto de los afines al gobierno y su partido, Claudia Sheinbaum tenía la mesa puesta para que su discurso fuera la ocasión de fijar la agenda pública por cuando menos lo que resta del mes y coronar lo que hoy puede considerarse un triunfo político de su gestión. Sin embargo, todo quedó empañado por una imagen en la que los principales liderazgos de su partido la ignoran y le dan la espalda por preferir trazar sueños sobre el lienzo del futuro incierto, que construir en la adversidad de un presente poco halagüeño.
El hecho es relevante porque en política cualquier gesto o ademán encierra un significado que trasciende a lo evidente. Cuando actos de este tipo tienen como destinataria a una figura como la de la presidenta de México y estos se realizan en contextos en los que su liderazgo está en una etapa de consolidación, es necesario analizarlos para comprender su verdadera dimensión. Recurriendo a tres de esas frases a las que líneas arriba nos referíamos, es posible entender parte de lo que sucede en nuestro país con la tenencia y el ejercicio reales del poder político.
El que se mueve no sale en la foto. Esta frase es atribuida al líder histórico de la CTM, Fidel Velázquez, quien hacía referencia a la importancia de que quienes aspiraban al poder futuro, no hicieran nada que pudiera siquiera parecer contrario a los deseos de un presidente. Hoy, pareciera que a Ricardo Monreal, Adán Augusto López, Luisa María Alcalde y Manuel Velasco les importó más posar para salir en la foto con quien, con su actitud así lo demuestran, ellos y ella consideran el verdadero factor de poder: Andrés Manuel López Beltrán.
En política, la forma es fondo. El gran político y profesor de Teoría General del Estado, Jesús Reyes Heróles, hacía énfasis en que en el ejercicio del poder el detalle más mínimo tiene relevancia y cualquier acción adquiere un significado distinto dependiendo de la manera e intención con la que se realiza. Una foto en un evento masivo pudo ser inofensiva si se hubiera llevado a cabo 30 segundos antes, pero quienes participaron en ella decidieron que cuidar esto no era relevante, como mostrando indiferencia e incluso desdén hacia quien se supone es su jefa política.
La lealtad en política es simplemente una cuestión de fechas. El Cardenal Richelieu, clérigo y político francés durante el reinado de Luis XIII, tenía la claridad de que en política la lealtad no es otra cosa la que conveniencia que un momento específico señala para alinearse de un lado o de otro del poder. Al parecer, los principales liderazgos de Morena siguen pensando que los momentos de Claudia Sheinbaum como principal figura política de su movimiento aún no llegan y que vale más continuar mostrando simpatía y preferencia por un poder que a estas alturas del gobierno tendría ya que haberse eclipsado.
Soy de quienes creen que las casualidades en política son poco frecuentes y que en actos de este tipo suele existir una intención oculta, por lo que dudo mucho de la “involuntaria descortesía” que estos personajes tuvieron con la presidenta. Si la intención oculta era demostrar de qué lado han decidido estar estos personajes y en manos de quién ponen su futuro político, lo dejaron muy claro.
Profesor y titular de la DGACO, UNAM
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