Opinión

Misiles del Comando Norte apuntan a México

Soldado estadounidense inspecciona un misil
Soldado estadounidense inspecciona un misil Soldado estadounidense inspecciona un misil (La Crónica de Hoy)

Empresarios, productores agrícolas, analistas económicos, incluso trabajadores organizados de Estados Unidos comienzan a conformar un bloque, todavía no articulado, pero en crecimiento, en contra de la guerra comercial emprendida por Donald Trump a través de los misiles arancelarios que dispara por todo el planeta.

A los ciudadanos americanos, incluso muchos de los que votaron por Trump en noviembre pasado, no les gustó nada la advertencia de que la guerra comercial traerá un periodo de dolor, pero que después mejorará notablemente. O sea, primero se pondrá mal, lo bueno viene después. A los capitanes de la industria automotriz, que fueron de los primeros en levantar la voz, han seguido otros que le piden a Trump que no dé pasos en falso en materia arancelaria porque eso afecta severamente sus negocios.

Pero Trump no puede reconocer que hizo malos cálculos y sentarse en el Salón Oval a esperar a que termine su gestión. Eso no, necesita algo que llame la atención, que lo haga ver como un hombre poderoso y temible, no como un locuaz aprendiz de brujo al que le salen mal los trucos. Por esa razón aumenta hora tras hora el riesgo de hacer incursiones militares en México para golpear a los carteles cuyos integrantes son, en efecto, terroristas desalmados, como se confirmó la pasada por los hallazgos macabros de rancho Izaguirre.

No es un operativo sencillo porque los carteles no están en un cuartel esperando que les caiga un misil, tienen algunas guaridas en lugares remotos, es cierto, pero en general viven en ciudades mezcladas con la población gozando de protección policiaca. Atacar ciudades es otra cosa. Sin embargo, los planes de una incursión militar avanzan, diría que están casi listos. El Comando Norte ya reconoció que ha multiplicado sus vuelos de espionaje sobre México, con aviones equipados con artilugios de última generación, de esos que casi pueden leer la mente.

Una de las cosas que tiene que delimitarse es el poder de fuego. EU tiene portaviones gigantes como el USS Gerald Ford, o el USS Nimitz, que son monstruos marinos diseñados para una guerra abierta en contra de alguna potencia, pero para ir por un puñado de capos a Reynosa o Rosarito, la verdad es que no sirven, sería un gasto colosal, injustificado. Pero dentro de su arsenal tienen otras naves más acordes con el reto, como el USS Graverly, que es un destructor que fue botado en el 2009 que forma parte de una flota bautiza como Arleigh Burke, un héroe de la Marina de la Segunda Guerra Mundial.

EU desplegó al destructor de misiles guiados para la protección de su frontera con México. Dice el reporte oficial: “La capacidad de navegación del Gravely mejora nuestra capacidad para proteger la integridad territorial, la soberanía y la seguridad de Estados Unidos”, declaró el general Gregory Guillot, titular del Comando Norte. El Comando enfatizó que “en apoyo a la misión del Comando Norte de los Estados Unidos de restaurar la integridad territorial en la frontera sur, el Gravely refuerza el compromiso nacional con la seguridad fronteriza al fortalecer las iniciativas marítimas y apoyar la colaboración interinstitucional, contribuyendo a una respuesta coordinada y sólida para combatir el terrorismo marítimo, la proliferación de armas, la delincuencia transnacional, la piratería, la destrucción del medio ambiente y la inmigración ilegal por mar”.

Lo curioso de todo esto es que el general Gregory Guillot, jefe del Comando Norte, tiene buenos amigos en México, con los que mantiene desde hace años comunicación continua. La inmensa mayoría de los oficiales de alto rango del Ejército y la Marina de México han recibido en Estados Unidos varios cursos de capacitación. Conocen bien a Gregory y él los conoce. Si finalmente hay una acción militar norteamericana, se realizará bajo el manto de una “acción conjunta” para no llegar a la ruptura total que no quieren ni los militares de aquí, ni los de allá.

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