Opinión

Pandemia: La política del ninguneo

Una reactivación económica y social desordenada llevaría a superar 156,904 fallecimientos por COVID-19 (EFE)

Hace casi cinco años, el martes 24 de marzo, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, anunció el primer confinamiento general. México estaba recibiendo la pandemia con una relativa ventaja temporal, tres meses después de lo que había ocurrido en Asia, Europa y varias semanas después de las afectaciones en los Estados Unidos. Esto representaba una oportunidad para aprender de la experiencia y prepararse mejor. La oportunidad no fue aprovechada. Las cifras de la OMS hablan: México representó el 4.1 por ciento de las muertes en exceso en el mundo en 2020 y 2021, a pesar de que sólo alberga el 1.6 por ciento de la población mundial. Esto indica que, el exceso de mortalidad en México fue 2.6 veces mayor que su peso en la población global. ¿Por qué?

La respuesta más amplia y comprehensiva disponible es el “Informe de la Comisión Independiente”, comandado por Jaime Sepúlveda, coordinado por Mariano Sánchez T. y presentado por estas mismas fechas el año pasado. En recuerdo de aquellos hechos, vale la pena volver a escuchar sus conclusiones principales.

  1. El impacto de la pandemia en México fue devastador: más de 807,720 muertes en exceso (una de las tasas más altas del planeta); el país con mayor mortandad entre su personal de salud; la orfandad de más de 215 mil menores; la reducción neta de su matrícula escolar, la caída de -8.7 por ciento del PIB en 2020 y el empobrecimiento de 3.8 millones.  
  2. El factor que explica los trágicos resultados, es la defectuosa gestión de la crisis. El informe demuestra que 4 de cada 10 muertes en exceso durante la pandemia, sucedieron por fallas en la gestión gubernamental. 
  3. El gobierno federal (Presidente y Secretario de Salud) no cumplieron con sus funciones de rectoría nacional y no asumieron la responsabilidad política de coordinar una respuesta coherente y unificada. 
  4. Para empeorar las cosas, la pandemia llegó a México precisamente en el momento en que el gobierno introdujo un abrupto cambio institucional: la creación del INSABI, la cancelación del Seguro Popular y propiciaba una modificación drástica en la forma de adquisición de los medicamentos, justo en una coyuntura que exigía obtener fármacos, implementos y vacunas al por mayor y con urgencia. 20.1 millones de mexicanos (el 16 por ciento de la población) carecían de acceso a la salud en 2018. Pero en 2022, la falta de acceso a la salud alcanzó a 50.4 millones de personas (el 39 por ciento). 
  5. Como consecuencia de la política de austeridad, grandes sectores de la población y grupos vulnerables –trabajadores, especialmente los que laboran en la informalidad- no tuvieron apoyos, no pudieron quedarse en casa. 
  6. Las tasas de mortalidad entre pacientes hospitalizados con COVID-19, fueron extremadamente altas en general, pero con fuertes variaciones entre regiones y subsistemas. El Instituto Mexicano del Seguro Social presentó las peores tasas de letalidad hospitalaria. Se registran casos de mortandad del 100 por ciento en algunas clínicas del IMSS. 
  7. El epicentro absoluto de la pandemia se ubicó en el centro del país, Ciudad de México, Tlaxcala, Estado de México y Puebla. Durante la segunda ola, la CDMX aportó el 24 por ciento de las muertes en exceso (diciembre 2020-enero 2021).  
  8. Mientras mayor es el porcentaje de población de bajos ingresos que habita un municipio, mayor es el porcentaje de muertes en exceso. Los más pobres murieron desproporcionadamente. Y es la gestión lo que lo explica: el decil de la población más marginada registra una prueba por cada 100 habitantes, pero una letalidad de 16.1 por cada 100; en cambio, el decil de mayores ingresos registra la realización de 10 pruebas por cada 100 habitantes con una letalidad de 9.3 por cada 100. 
  9. El 10 por ciento de los hogares más pobres del país gastó en atención médica 2,243 pesos en 2022, un 74 por ciento adicional que en 2018. Ningún otro segmento de la población vio un incremento del gasto en salud de tal magnitud. 
  10. La reducción de la esperanza de vida en México, entre 2019 y 2021, fue de 4.6 años. Esto implica un retroceso de casi tres décadas. Aún más, contrario a lo que se cree, los datos revelan que la mortalidad en exceso recayó más entre los más jóvenes. 
  11. La consigna central “quédate en casa” tuvo efectos perversos. El principal es que el cuidado de la enfermedad no ocurrió en las clínicas de primer nivel sino precisamente dentro de la casa. Los hogares se convirtieron en el espacio decisivo donde los mexicanos resistieron los múltiples efectos de la pandemia. El 60 por ciento de los enfermos derivó a clínicas adyacentes a farmacias, territorio fuera de toda regulación. 
  12. Las directrices para la atención de la enfermedad al interior de clínicas y hospitales no fueron claras. El 95 por ciento de los fallecidos acabaron su vida en soledad y la falta de protección a quienes combatieron a la epidemia en la primera línea, cobró la vida de 4 mil 843 elementos del personal médico, la cifra más alta registrada en el mundo. 
  13. En los primeros meses, se negó la vacunación de los médicos y personal de salud del sector privado. Toda la información sobre el proceso de adquisición y costo de vacunas se han resguardado por “razones de seguridad nacional”. La discrecionalidad y la arbitrariedad fueron el signo de la gestión gubernamental. 

Y mucho más, que está documentado aquí (https://bit.ly/4bA5F9s), pero si hubiera que reducir en una nuez, tres son las claves para comprender el fracaso de México: la permanente subestimación de la gravedad del virus, la centralización y personalización de las decisiones y la política de austeridad.

Los lectores lo recordarán: pocas veces tantas personas de todos los sectores y colores aportaron, de buena fe, su esfuerzo y conocimiento para cooperar con el gobierno. Pero nadie fue escuchado, ni el gremio médico, ni los hospitales privados, ni seis ex secretarios de salud, ni el sector empresarial y tampoco la academia y la investigación científica mundial, incluyendo las advertencias tempranas emitidas por el Premio Nobel Mario Molina desde mayo de 2020.

La fuente principalísima en nuestro fracaso para gestionar a la pandemia: la política del ninguneo.

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