
Ha salido la más reciente encuesta de Latinobarómetro, que mide desde hace décadas la relación de los ciudadanos de América Latina con la democracia y sus valores. Se levantó en todos los países de la región, menos en las dos dictaduras más claras: Cuba y Nicaragua. Los resultados son muy interesantes y dan para un análisis a fondo.
Esta entrega consiste en una serie de citas escogidas del largo informe. Dejaremos para otra ocasión las relativas a los partidos políticos, la confianza en las instituciones y los valores.
Helas aquí:
En 2025 se cumplen 30 años de mediciones de Latinobarómetro y claramente la expectativa de que las democracias se consolidaran no se cumplió. Las democracias latinoamericanas no transitaron hacia una democracia liberal en estos 30 años. No seguimos los pasos de la Europa del Sur.
Se puede medir la ingenuidad de las expectativas que produjeron las transiciones a la democracia en América Latina. Un avance de la libertad que lleva simultáneamente a la demanda de garantías sociales. La tesis de la “futilidad” donde todo intento de transformación social fracasará en hacer una diferencia, aplica a América Latina.
La región no tiene el apoyo económico de una “Unión Europea”. Muy por el contrario, estamos expuestos a la globalización y el capitalismo financiero sin piedad. Han pasado más de cuatro décadas desde la primera transición, lo que tenemos no son democracias consolidadas, ni siquiera democracias en transición, sino más bien unas democracias semi soberanas. La única democracia consolidada en América Latina podría ser la uruguaya.
Disminuir las desigualdades no es lo mismo que disminuir la pobreza, no es lo mismo que consolidar las clases medias, no es lo mismo que dar acceso a la educación.
Las alternancias llevaron a populismos en algunos países, lo que llevó a su vez a nuevas formas de autoritarismos, lo que llamamos en el informe 2023, “las dictaduras elegidas”. ¿Puede no ser El Salvador una democracia a pesar de tener el gobernante más aplaudido por los pueblos de la región? ¿Acaso es la masa la que define si un país es o no democrático? Pareciera que hay bastante confusión al respecto, pero también falta de coraje de ir contra la corriente de una masa que aplaude.
Los indicadores de opinión no son predictivos de comportamiento, sino más bien delatan el ánimo de las naciones y sus peligros.
No hay metas del desarrollo sin la variable gobernabilidad, que es lo mismo que hablar de democracia.
Los datos.
De acuerdo con la encuesta, el 52% de las personas entrevistadas en los 17 países cree que su situación económica y la de su familia será “mucho mejor” o “un poco mejor” en los próximos doce meses. República Dominicana, la más optimista. México, en la media.
En las sociedades latinoamericanas el optimismo sobre el futuro de la economía personal y familiar es alto, pero la confianza en la economía del país se mantiene baja. Optimismo personal versus el estancamiento de los países. Esto implica una demanda, una presión sobre la economía nacional que no está respaldada por la percepción sobre ella.
Hay un desfase entre la preocupación por la delincuencia y las tasas reales de los delitos: la encuesta es un mal indicador del problema real, y un muy bien indicador del miedo al respecto.
El apoyo en la región a la economía de mercado como “el único sistema con el que el país puede llegar a ser desarrollado” es de 66%, con México (62%) muy cerca de la media latinoamericana.
En la demanda por cambios, la población de México está mayoritariamente entre quienes los quieren menos radicales, junto con Uruguay y Costa Rica, entre otros. Los países más insatisfechos suelen ser los que demandan cambios más profundos.
En el año 2024, un 52% de los latinoamericanos apoya la democracia, un aumento muy significativo de cuatro puntos porcentuales respecto de 2023. La continuidad del oficialismo en la elección presidencial hace que en México el apoyo a la democracia aumente catorce puntos porcentuales, del 35% en 2023 al 49% en 2024. México deja de ser el país latinoamericano con la mayor preferencia por el autoritarismo (33% en 2023) y en 2024 llega al 24%.
El apoyo a la democracia en Venezuela, a pesar del fraude ocurrido, está incólume; no se derrumba al quedarse Maduro en el poder. Por el contrario, la lucha por transparentar los resultados de la elección presidencial generó mayor apoyo a la democracia, el cual creció del 57% en 2023 al 60% en 2024. El pueblo venezolano no ha abandonado la idea de la democracia; la demanda.
En los países de la región hay más demócratas entre los que aprueban al gobierno de turno (56%), que entre quienes lo desaprueban (48%). ¿Esta es una democracia circunstancial, que viene bien cuando se está en el poder y viene mal cuando no? Es un síntoma de debilidad de la democracia el que dependa si está o no en el poder el gobernante del gusto del ciudadano.
A mayor nivel socioeconómico se observa más apoyo a la democracia, y a contrario sensu, a menor nivel socioeconómico hay mayor indiferencia al tipo de régimen. A mayor educación, más apoyo a la democracia y menor indiferencia al tipo de régimen.
En promedio, los latinoamericanos ubican a la democracia de su país en un 6,1. Uruguayos y costarricenses son los que mejor califican a su régimen político; peruanos, bolivianos y, sobre todo, venezolanos, son los que reprueban claramente el estado de su democracia. México está encimita de la media, con 6.5.
Los países con los mejores indicadores de satisfacción con la democracia son, de nuevo, Uruguay (63%) y El Salvador (62%) y a distancia se ubica México (50%) en tercer lugar. El resto de los países latinoamericanos registra una satisfacción inferior al 50%.
Señala Latinobarómetro. “El caso de México no debe conducir a engaño: carece de demócratas insatisfechos porque tiene pocos demócratas; su satisfacción es superior al apoyo a la democracia”.
Este es el punto de partida de los indicadores que señalan la frustración de los ciudadanos de la región con el Estado, los gobiernos, las instituciones y la democracia. Con la excepción de Uruguay, los ciudadanos de la región han estado insatisfechos desde hace 30 años.
Una tercera pregunta refleja aún más contradicciones al indagar sobre la abolición de las elecciones y el parlamento y que los expertos se hagan cargo.
Los expertos ganan terreno en contra de las elecciones y el parlamento entre 2023 y 2024. El 32% de los latinoamericanos está de acuerdo con esta frase, con un aumento del 21% en 2023, mientras un 64% está en desacuerdo en 2024, porcentaje que cayó ocho puntos porcentuales del 72% que se registró en 2023. El deterioro del resultado transita en el sentido contrario del fortalecimiento democrático. En el caso de México, 21% está a favor de un gobierno “de expertos” en vez de uno elegido.
Una democracia necesita demócratas. Efectivamente, el tránsito hacia la democracia plena está lejos de haber sido consolidado.
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