Opinión

“Los esfuerzos de Trump (para acabar con la guerra de Ucrania) están apuntando en la dirección correcta”

El pacificador (2)

guerra-ucrania-2025
Expectación Trump espera que su llamada a Trump este martes abra el camino al fin de la guerra en Ucrania (EFE)

En su toma de posesión el presidente Trump expresó su aspiración de pasar a ser conocido como un pacificador en su país e internacionalmente. Un pacificador sui generis sin duda, que estaría buscando recuperar la grandeza de su país e insertarlo en una “época dorada”. “Mi legado más orgulloso será el de pacificador y unificador”, aseveró en el Capitolio.

A casi 2 meses del inicio de su gestión, ha puesto a buena parte del mundo a la defensiva y en la estupefacción, particularmente a sus aliados occidentales tradicionales. Baste recordar las lágrimas derramadas por el presidente de la Conferencia de Munich en enero pasado, ante el discurso de severa crítica del vicepresidente norteamericano a los países europeos por su supuesta falta de compromiso con la democracia.

El presidente ha puesto en su agenda objetivos (reales o ficticios) de control o adquisición de Groenlandia, del Canal de Panamá, de que Canadá sea el estado 51 de la unión americana, de construir la riviera resort de Gaza, y también ha bombardeado sitios militares hutíes en Yemen, ha amenazado e impuesto tarifas al comercio internacional y ha humillado al presidente ucraniano y al exprimer ministro canadiense, entre otras acciones. Cosas difíciles de comprender de alguien que ha expresado su determinación de promover la paz y acabar con los conflictos.

En este turbulento y contradictorio universo, el pacificador sí que ha generado un movimiento telúrico para obligar a las partes involucradas en el conflicto ruso-ucraniano a modificar sustancialmente sus posiciones para buscar un cese definitivo de las hostilidades. El método y las formas para forzar este cambio pueden ser cuestionables, pero difícilmente puede ser criticable el hecho de que en efecto busca acabar con este absurdo y costoso conflicto que ha polarizado al mundo en los últimos años, pero que también ha servido como tapiz de contrapunto a las contradicciones sostenidas en el caso del conflicto israelí-palestino.

Sin que necesariamente sea una coincidencia, es posible observar a prácticamente los mismos actores políticos en los dos conflictos que han mantenido al mundo en alta tensión, si bien actuando con distintos raseros en ambos casos. Probablemente el hecho más notorio es que en los dos conflictos se ha abandonado literalmente cualquier posibilidad de diálogo y de negociación que pudiera marginar el recurso de la violencia, la inestabilidad y la inseguridad, así como la pérdida inútil -y condenable- de vidas inocentes. Por ello los esfuerzos del candidato a pacificador, más allá de las críticas a su método y forma de hacer, pudiera, más allá del escándalo que ha generado fundamentalmente entre sus aliados europeos, están apuntando en la dirección correcta.

El escenario es complejo e incierto no obstante que el propio presidente Trump ha informado que sostendrá una conversación con el presidente Putin, el primer contacto de alto nivel desde el inicio del conflicto, ya que en el transcurso del enfrentamiento se han creado numerosos intereses. Sobre todo los países europeos no están convencidos de la importancia de entablar un diálogo con el gobierno ruso. De momento se han pronunciado por realizar esfuerzos para una especie de paz armada, que si bien entendible en su contexto, no hará sino prolongar las diferencias de otra manera y posponer la violencia para una etapa ulterior.

Queda claro que el pacificador ha hecho prevalecer su voluntad y ha dado un giro sustantivo al enfoque del conflicto. Queda por verse, sin embargo, si esta operación diplomática de manita de puerco del gobierno estadounidense a sus aliados europeos acabará con buenos resultados. Sin duda el pacificador piensa que si.

Cabe recordar que el mandatario norteamericano dijo que su éxito será medido no por las batallas que gane sino por las guerras que termine. Sería muy positivo que así como le dijo al mandatario ucraniano que no habría más armas y recursos, hiciera lo mismo con el mandatario israelí. Sostiene un connotado profesor estadounidense, que para detener estos dos conflictos sería suficiente con que Estados Unidos dijera basta es suficiente, no más armas, ni recursos para hacer la guerra.

Sería fantástico que así sucediera. Por el momento siguen abiertas las incógnitas acompañadas de preocupaciones.

Lo más relevante en México