
No es una demanda con malas intenciones políticas, es un requerimiento mínimo para cualquier gobierno: que aparezcan los desaparecidos. Ni siquiera se demanda que estén vivos, que se encuentren sus cuerpos para sepultarlos como Dios manda y seguir adelante.
La fragilidad de las instituciones genera en México problemas que son impensables en otros países. En todos lados hay algunos desaparecidos, pero no decenas de miles y tampoco en otros países hay fosas clandestinas y muchos menos centros de exterminio. Eso es algo que habla mal de México y los mexicanos. Fuera del país cuesta trabajo comprender cómo llegamos a esto y también cómo lo toleramos.
Gobiernos de todos los colores van y vienen. Ninguno agarra al toro por cuernos. Ojalá que con el gobierno del Segundo Piso de la 4T sea diferente, por lo menos ya se habla del tema en las principales tribunas del país, lo que es el principio de un cambio. La inmensa mayoría de los desaparecidos son gente anónima, pero incluso desaparecidos conocidos y con organizaciones poderosas que quieren encontrarlos simplemente no aparecen. El caso Ayotzinapa debe ser único en el mundo. Hay docenas de detenidos, hay organizaciones fuertes buscándolos, hay incluso información de inteligencia en agencias norteamericanas y los 43 simplemente no aparecen por ningún lado. Es un pacto de silencio inaudito.
El caso de los normalistas es de libro de texto. Aunque usted no lo crea, buscándolos se encontraron en las goteras de la ciudad de Iguala fosas clandestinas con docenas de cuerpos que nadie reclamaba. Un grupo criminal puede ir a tirar a sus víctimas a un basurero, hacerlo con conocimiento e incluso protección de los policías y nada pasa. Esos cuerpos aparecen mientras se busca otros cuerpos que tienen mayor peso político, porque eso es lo único que mueve a las autoridades, el costo político.
El fenómeno de los desaparecidos dio lugar a otro problema todavía más estremecedor: el de los grupos que los buscan. Son ciudadanos, sobre todo madres, que se niegan a dejar las cosas como están. Andan por ahí con palas, picos, costales, gorras o sombreros, escarbando en sitios donde tienen indicios que puede haber cuerpos. Algunas veces, pocas, dan con un ser querido, pero la mayoría de las ocasiones se topan con restos de personas que nadie estaba buscando.
¿Hay una oportunidad real de que las cosas cambien? La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo resaltó que, para el Gobierno de México es prioridad nacional atender el problema de personas desaparecidas y no localizadas. En caso de Teuchitlán, Jalisco no habrá impunidad y su administración está comprometida a brindar certeza y verdad a las familias de las personas desaparecidas, a esclarecer los hechos mediante la información que se obtenga de la evidencia científica y a perseguir a los responsables. “Es importante aclarar que antes, en el pasado, la desaparición en México era perpetrada por el Estado, ahora está principalmente vinculada con la delincuencia organizada. En cualquier caso, es un delito sumamente grave que debe prevenirse, atenderse y sancionarse y, por ello, actuaremos en el marco de la ley y con toda la fuerza del Estado”,
Resaltó que, en el marco del Humanismo Mexicano, la atención a las víctimas de desaparición y otros delitos, así como su acceso a la justicia y al bienestar, se requiere de la máxima atención. “Cada autoridad estatal, municipal, federal, Fiscalías, Poder Judicial, debe asumir su responsabilidad”. Ahí queda el compromiso, ya se verá qué tan lejos llega.
Comenzó a circular un video de supuestos integrantes del CJNG que dicen que las culpables de los macabros hallazgos en el rancho no son ellos, sino las madres buscadoras. ¿Cómo se le pudo ocurrir a alguien que esos gentiles caballeros, armados hasta los dientes, pueden cometer barbaridades? Son demonios mustios. Ni la burla perdonan.