Opinión

Sí, pero para lanzar petardos todavía no

Póster sobre la tauromaquia se acerca a su fin
La tauromaquia se acerca a su fin Crédito: Especial

Los compañeros animales no humanos (y los bebés humanos)

son simplemente lo mejor del Planeta. Graciosos, amables,

curiosos, divertidos, alegres, bonitos, algunos imponentes y todos

fáciles de conquistar con tan sólo acariciarles el alma. Eso, aquí y

acullá se llama inocencia y merece absoluta tutela.

No medias tintas.

MHB

Mi abrupta reacción hacia la determinación jurídica de establecer para la capital mexicana “espectáculos taurinos sin violencia” (corridas de toros, novilladas, becerradas, etc.) ha sorprendido a propios y extraños que se han mostrado sorprendidos hacia mi radical punto de vista debido, tal vez, a que saben del larguísimo tiempo que tengo trabajando por esa causa y por lo cual me imaginaban celebrando en grande, pero no. De ninguna manera quedé conforme a pesar de reconocer que sí, en efecto, se dio un gran paso con rumbo a la erradicación de tan bárbara práctica como son específicamente “las corridas” que vengo combatiendo desde finales de los años 70, así que comparando logros, obvio es que el de ahora pareciera el cielo siendo apenitas una victoria pírrica inmerecida de los estruendos y batucadas que se promovieron desde el activismo y que mal alimentan el hambre de los políticos. He aquí mis razonamientos, hasta donde el espacio me lo permita:

En primer lugar, renegué y duro haciendo reclamos a diestra y siniestra porque el respaldo y firma a la Iniciativa Ciudadana que con tremendo esfuerzo de sus promotores se convirtió en “Preferente” iba sobre la abolición… a-bo-li-ción… y sin mostrarse especista al incluir la anulación de todo uso de animales no humanos para divertimento, lo que desde luego envolvía a los fenomenales, astutos y hermosísimos gallos explotados para pelear a muerte entre ellos, “entretenimiento” que para peor generalmente es desarrollado bajo clandestinidad y con estrecha liga a delitos como son la trata de personas y las apuestas armonizadas con alcohol, armas y la participación ilegal de menores, lo que las convierte en eventos de grado indescriptible en cuanto a su violencia y motivo por el que menos me explico que hayan quedado fuera de la regla pese a que exactamente podrían haberse incluido bajo los mismísimos principios y fundamentos que se usaron respecto a lo arraigado, cultural, económico y demás de la tauromaquia, que supuestamente desde ya será a base de “corridas incruentas” que en realidad no lo serán tanto, partiendo de que para quien lo desconozca, el traslado de animales en general representa muchos riesgos y un máximo estrés para las criaturas, máxime para este tipo de bovinos que ahora serán objeto de un subir-bajar-dejarsetorearalotarugo-subir-bajar tras estar dizque a sus anchas en el “campo bravo”, viviendo a las mil maravillas por 4 años para luego pasar en un de repente y primero, a previo encierro donde se les prepara para el “embarque”, tras lo cual tendrán que irse adaptando a movimientos, griterío, ruidos y olores que percibirán casi a ciegas hasta llegar… sabe Dios desde donde… a un destino que no será su pradera y ni por mínimo algo parecido, así que… no me complace que gobierno y legisladores locales se hayan colgado de una ICP que trastocaron y que siendo así le borraron su real y contundente aspiración y espíritu. Asimismo, se dispuso que a los toros se les enfunden los cuernos para que no se lastimen (¿?) ni a otros animales, cuando supuestamente y por conveniencia es la parte anatómica que más se les cuida desde siempre y por cuanto ante la prohibición de usar cualquier instrumento que los lesione, el caballo del “picador” (por lo general machorrín montado sobre cuaco que “castiga” al toro con la puya: larga vara metálica que le produce al animal desgarramiento de los tejidos en lo que sería la nuca, evitando con ello que al embestir levante la cabeza) ya no formará parte de ese “espectáculo”; ignorándose también que con los pitones los toros pueden registrar, entre otros aspectos las distancias, por lo que cubrírselos recaería en abuso y por consiguiente en maltrato, que siendo así sería delito que sumaría a faltas administrativas por evidente trato indigno e irrespetuoso para los animales. Por otra parte, no veo que LA PROHIBICIÓN se puntualice expresamente para eventos privados como en los que posiblemente pudiera reincidir el vetusto Restorán Arroyo de Tlalpan o el humilde jacalito que mantiene por el Ajusco el papi del único diputado que en la votación del Pleno se opuso a la arrasadora disposición (61 a favor, 1 en contra, 0 abstenciones y faltaría saber de 4 porque supuestamente tenemos 66 legisladores en el Congreso capitalino) y que bien pudiera organizar eventos violentos con selecto grupo de invitados, y…

Si jamás la hoy SADeR ha cumplido con la obligación de vigilar, hacer cumplir y en su caso sancionar las faltas a la Norma Oficial Mexicana 051 para trato humanitario en la movilización de animales, ¿qué les hace pensar que esa autoridad federal en la que recae la competencia ahora sí vigilará la traída y regreso con bien a sus ganaderías de quienes entrarán a la Plaza México como toros bravos y saldrán como reses agotadas? ¿De verdad se cree que no serán maltratados durante su manejo al salir, al llegar, dentro del coso y peor aún fuera? ¿Se diseñarán políticas y una policía especial para vigilar el cumplimiento puntual del ordenamiento y multar en caso contrario? ¿Cómo le van a hacer para que no terminen esos pobres animales en un rastro donde su muerte será atroz? o ¿cómo es que fuera de su territorio el GCdMx supervisará que los regresen como mandatará la legislación cuando ese costo será irrecuperable para los empresarios taurómacos al quedar los animales amañados y por tanto peligrosos? Y eso de pasar de 10 a 15 minutos de capoteo… ¿para qué humillarlos así?

Se trata, sin ápice alguno de fregar, contradecir o desanimar, de un esquema que complace egos pero que no conviene a los bovinos para lidia, raza prefabricada para el toreo y que de extinguirse, lejos de ser tragedia será un orgullo para la humanidad que hoy más que nunca está demostrando abiertamente su cambio hacia una enorme capacidad de compasión por los otros animales, al menos en la capital mexicana que ya merecía PROHIBIRLAS abiertamente y no disimular su proscripción. Ya sucedió así en los Estados de Sonora, Guerrero, Coahuila, Quintana Roo y Sinaloa, incluso de conformidad a lo expresado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que no considera a ninguna tradición o cultura que conlleve actos o ritos donde haya maltrato a cualquier ser vivo sintiente.

Contésteseme por qué no procedió LA PROHIBICIÓN solicitada sin carácter especista, ya que no les compro el que haya sido por prevenir pérdida de empleos y respetar usos y costumbres. Eso sí que no me lo trago.

producciones_serengueti@yahoo.com

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