Opinión

El burro de Trump habla de orejas

Donald Trump
Donald Trump Presidente de EU

Leí hace unos días la ingeniosa declaración de Demian Reidel, el jefe del Consejo de Asesores de Javier Milei:

“El único problema de Argentina es que está lleno de argentinos”.

Y con una abundancia digna del mejor cartón de Abel Quezada, prosiguió:

“Tenemos grandes extensiones de tierra con acceso a energía y agua, climas fríos, que es la cereza del postre para el enfriamiento de los sistemas AI; y además, estamos en un área sin conflictos armados, sin tsunamis, sin terremotos. No hay muchos lugares en la Tierra con esas cualidades”.

Y es cierto. Argentina ha tenido grandes escritores (Borges, Lugones, Sábato; futbolistas geniales (Maradona, Kempes, Batistuta, Messi), grandes músicos (Mariano Mores) y hasta un papa (Francisco).

Pero a cambio de eso tiene una deplorable clase política y una historia de fanfarrones y bandidos. De Perón para acá –quizá con la excepción de Alfonsín-- Argentina no causa asombro; da vergüenza entre espadones y ladrones.

Y ahora con Milei las cosas parecen estar en el sótano.

Pero como las desgracias nunca llegan solas, en el norte del continente ha aparecido ya desde hace tiempo, el delincuente más poderoso del mundo: Donald Trump, quien carga junto con el sello de la presidencia de los Estados Unidos, la larga lista de sus delitos ya sancionados por la justicia.

En el extremo de la insensatez y la hipocresía, a través del secretario de Estado, Marco Rubio (otra cosa horrible), Trump ha declarado indeseable y proscrita a la señora Cristina Kirchner, quien es igual a él: también ella ha sido declarada culpable por los tribunales de su país. Su condición de senadora impidió ejecutar cualquier pena, pero eso no la hizo menos culpable.

Alguna vez ese santón de todas las izquierdas del mundo, Pepe Mojica, cuando aún era presidente del Uruguay, dijo de Cristina: “… está peor que el bizco”.

El trasojado otro Caco, era obviamente, su difunto esposo, quien de manera torcida le heredó la presidencia, así como el justicialismo se la pasó -- mucho tiempo después-- a Isabel Martínez viuda de Perón, otro personaje grotesco de la historia argentina.

La señora Kirchner, quien siempre ha sido hábil para la polémica y ocurrente para sus frases, se enteró de la declaratoria excluyente del gobierno de Estados Unidos en contra suya y de sus hijos, y arremetió contra Trump por el camino más fácil: la misoginia prostibularia.

“--¿Mi hijo habrá abusado sexualmente de alguna periodista o escritora en la tienda más cara de Nueva York? ¿O habrá sobornado a alguna prostituta norteamericana para que no diera a conocer que había contratado sus servicios porque lo perjudicaría en su campaña? Tampoco... Ninguna de las dos”.

Pero más allá de este duelo de intrascendencias, Trump es presidente de Estados Unidos y Cristina es una doña señalada por medio mundo –empezando por su país--, como negociante corrupta desde la Casa Rosada. Y eso no se quita.

“(Nov 2024. La Nación). - Los jueces de la Cámara Federal de Casación que confirmaron la condena a seis años de prisión contra Cristina Kirchner, en las mil 541 páginas de su sentencia, destacaron el rol central de la expresidenta en el direccionamiento de las licitaciones que favorecieron a Lázaro Báez y sus tareas al final del proceso dando indicaciones para ejecutar el plan “limpiar todo” una vez que dejó el poder…”

La verdad es simple. La señora sostuvo junto con su familia una conducta voraz cuya amplitud ha llegado hasta las sanciones internacionales. Punto.

En cuanto a México, mucho deberán operar sus socios y amigos mexicanos (sobre todo Carlos Slim), para no resultar colateralmente afectados.

(EOL). 30 de mayo 2011.- La visita de Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de Argentina, fue el mejor pretexto para que Carlos Slim, reuniera (en el Museo Sumaya) a cerca de 100 ejecutivos y funcionarios de ambas naciones, y ver la posibilidad de incrementar inversiones”.

--¿Y ahora?

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