
La presidenta Sheinbaum adelantó en la mañanera que enviará una carta a la dirigente nacional de Morena, Luisa María Alcalde. La presidenta se definió como una militante con licencia, pero con voz y voto, por eso pedirá a su partido que en el proceso para determinar quiénes serán los abanderados del movimiento para las múltiples elecciones del 2027 se cumplan las reglas, que se respeten los tiempos electorales.
Le escribirá a Luisa María Alcalde, pero para que la escuchen otros morenistas destacados que por alguna extraña razón piensan que se mandan solos o esperan línea desde el sureste. Están equivocados.
Andrea Chávez y sus patrocinadores en el Senado, que tomaron a guasa las acusaciones de que no respetan los tiempos electorales, van a tener que recapacitar.
No solo eso, la presidenta está esperando que su petición de que la ley contra el nepotismo que los legisladores de su partido mandaron para el 2030 se aplique en el 2027 y lo quiere ver por escrito en los documentos de Morena.
Reconocimiento oportuno
Hay que aquilatar el reconocimiento de la Casa Blanca al esfuerzo del gobierno de México para reducir flujo de drogas y migrantes indocumentados hacia los Estados Unidos. No es que las calificaciones foráneas nos aten, es que avanzar en esos rubros amplían los márgenes de negociación de México en otros ámbitos, como el arancelario, por ejemplo.
La vocera de Trump, Karoline Leavitt, mencionó explícitamente a la presidenta Sheinbaum como artífice de esos avances. “Ella ha tomado medidas significativas al respecto”. Es un esfuerzo conjunto de las dependencias que conforman el Gabinete de Seguridad, que ha tenido en pocos meses logros que no se obtuvieron en años.
Los indicadores no los exhibe el gobierno mexicano como parte de su política interna, estaría en su derecho, los muestra el propio gobierno de EU. Lo más importante es que se envía el mensaje de que la colaboración estrecha da resultados en corto plazo y que la confrontación o las acciones unilaterales operan a favor de los maleantes.
En la puerta del Palacio Municipal
El ataque contra Alejandro Mancilla en Huiztilac, Morelos, es mucho más que un episodio de nota roja, es un asunto político. Mancilla era secretario general de la alcaldía y la agresión se registró justo ahí, en las puertas del Palacio Municipal.
El mensaje de los agresores es que tienen confianza plena en que saldrán impunes, ya que no buscaron un paraje alejado a altas horas de la noche. Nada de eso. La idea era que todo mundo se diera cuenta y por eso atacaron en el lugar más concurrido del municipio.
La investigación debe incluir desde luego a los cuerpos policiacos. El asunto rebasa con mucho las capacidades y atribuciones de la alcaldía y tanto el estado como la federación tienen que poner manos a la obra sin dilación para que los maleantes no se salgan otra vez con la suya.
Abarca, un siglo en prisión
Desde antes que fuera designado candidato para la alcaldía de Iguala, pesaban sobre José Luis Abarca y su esposa María de los Ángeles Pineda acusaciones serias. Andaban en malos pasos.
A pesar de eso, su padrino político, Lázaro Mazón, logró convencer a López Obrador, entonces todos en el PRD, de que lo impulsaran como candidato a la alcaldía. Era alcalde cuando sobrevino la tragedia de los 43 de Ayotzinapa en septiembre del 2014.
Un año antes fue asesinado a tiros Justino Carvajal, que era síndico, y la justicia acusó a Abarca de haber dado la orden. Acaba de recibir una nueva condena, ahora de 20 años, que se suman a otras, por lo que Abarca morirá en prisión. Por cierto, ha librado acusaciones de ser el verdadero jefe de los Guerreros Unidos. Los compadrazgos pueden abrirles la puerta a las tragedias, tome nota.