
En una plática me preguntaron acerca de cierta medición de la democracia, que ponía a México en un lugar no del todo bueno. No sé si respondí lo que mi interlocutor esperaba, pero en todo caso, mi respuesta fue como sigue:
La democracia no es un concepto unívoco, y por tanto, cuando se habla de una medición de la misma, lo primero que debemos preguntarnos es qué democracia se midió. ¿La representativa? ¿la comunitaria? ¿la deliberativa?
Usted sabe que estas diversas dimensiones de la democracia las he abordado en textos anteriores, aquí en La Crónica.
Me parece que las mediciones son buenas, en tanto nos muestran aquello en lo que hemos mejorado, pero también lo que debemos seguir trabajando. Sin embargo, tengo una cierta desconfianza hacia su uso para legitimar o cuestionar un cierto estado de cosas, con intenciones propiamente políticas.
En particular, me preocupa porque es muy fácil decir que hemos avanzado o retrocedido, y simplemente asumir que porque la encuesta la ha levantado determinada asociación, empresa o universidad, es digna de encomio o, al contrario, debe criticarse solo por su origen.
Me da la impresión de que las encuestas sobre democracia se hacen con una visión, permítame decirlo así, muy europea o americana, en la que se priorizan elementos como la dimensión representativa, pero se dejan fuera otros aspectos, como la democracia comunitaria.
Si, esa democracia que atiende a los pueblos y comunidades tanto indígenas como afromexicanas.
Así, ni los aspectos positivos ni los negativos de esta, o de otras manifestaciones como la democracia deliberativa (parlamento y cabildo abierto, amicus curiae, consultas a grupos vulnerables) encuentran necesariamente su medición, y muy posiblemente ni si quiera se indaga acerca de las mismas.
Si esta intuición es correcta, entonces cualquier aseveración acerca del “estado de la democracia mexicana” reflejado en una encuesta en particular, me parece que pierde de vista los elementos no analizados.
A esto debemos sumar el enforque. ¿Qué entiende por democracia quien realiza la encuesta?, ¿considera que es el gobierno de la mayoría? ¿que esta se legitima por el respeto de los derechos de las minorías?, ¿estima que consiste en la dimensión meramente electoral? ¿toma en cuenta elementos como satisfacción o integración de grupos vulnerables?
Toda respuesta, y por tanto, todo resultado, depende de un planteamiento y de una cierta forma de preguntar. Y sin conocerlos a fondo, al menos resulta riesgoso opinar.