Es difícil extrapolar los resultados de una elección otra y, sin embargo, hay que sacar lecciones de las derrotas para hacer ajustes a la estrategia rumbo a la siguiente contienda.
Del lado del vaso medio lleno, veo que en el Edomex la alianza logró remontar la diferencia de 20 puntos que la separaba de MORENA y cerrarla a nueve, hasta llegar al 43.9 por ciento de los votos. No fueron suficientes para obtener la victoria, pero tampoco se dio el descontón augurado.
Del lado del vaso medio vacío, se perciben más elementos, siendo el más notorio que la participación no rebasó los niveles habituales de los comicios mexiquenses y prácticamente la mitad del electorado prefirió dedicar su domingo a otra cosa, pese a los reiterados llamados al voto a través de redes y mini demostraciones en las calles.
¿Qué faltó para conmover a los ciudadanos?
Tengo varias hipótesis: 1) Los votantes panistas no sufragan por un candidato priista, así vaya en alianza; 2) No se movieron suficientemente las estructuras del PRI y el PAN; 3) El triunfo morenista ya estaba muy cantado, al grado de hacer sentir inútil al voto opositor; 4) Demasiadas disputas y pocos apoyos dentro del equipo multipartidista de campaña; 5) La oferta de campaña no sedujo; 6) Era hora de la alternancia en el Edomex; 7) Todas las anteriores.
Por cualquiera de las razones arriba mencionadas, el desempeño de los partidos opositores fue de regular a malo. El PAN no cumplió con la entrega prometida de 800 mil votos, aportando solamente 700 mil; por su parte, el PRI logró 15 por ciento menos de lo estimado, con lo cual su declinación se ve irreversible. El peor papel fue el del PRD, partido que perdió 84 por ciento de su anterior votación y apenas conjuntó 182 mil sufragios el pasado domingo; vistos tales números, podría ir cerrando sus oficinas.
Al parecer, los dirigentes y los estrategas de la alianza ven el vaso medio lleno, pues el próximo 26 de este mes anunciarán el método para elegir candidato a la Presidencia. Sólo espero que el nivel de conocimiento que arrojan las encuestas no sea el principal factor de decisión.
Lo digo por la encuesta difundida por El Heraldo, según la cual los más conocidos entre la población son Luis Donaldo Colosio (57.7 por ciento, aunque me temo es a su padre a quien recuerda la gente); Miguel Mancera (48.8 por ciento), Lilly Téllez (46.5 por ciento) y Alejandro Moreno (41.2 por ciento). Con todo respeto, ninguno tiene atributos de electibilidad.
Lamento que aspirantes valiosos como Enrique de la Madrid o Claudia Ruiz Massieu, aunque cuentan con los cualidades para contender y luego comandar un gobierno, son muy vulnerables por la etiqueta priista.
Entre los panistas, solo destaca Santiago Creel, quien puede ser un magnífico legislador, pero dudo que logre el arrastre necesario en una contienda presidencial. De hecho, su figura haría más polarizada la contienda.
Hay un ex panista y ex morenista que podría ser un buen contrincante: me refiero al senador –ahora independiente- Germán Martínez, pero no aparece en la encuesta.
Sea cual sea el candidato postulado por la alianza, sus probabilidades de triunfo son muy reducidas; aun así, su desempeño en la campaña es importante por el impacto que tiene en las campañas para el Congreso. Tiene que convencer a la población de que efectivamente está dando la pelea.
Espero que las dirigencias opositoras tengan claro que donde deben poner mucha atención es en su selección de candidatos a diputados y senadores, pues será en el Congreso donde su papel político tendría significado y podría detener los delirios de la 4T.
Si extrapolamos los resultados del Edomex al Congreso, 43.9 de votos opositores no alcanzarían para impedir que MORENA alcance la mayoría calificada de curules. Y ahí es donde está el peligro, pues el partido guinda tiene en mente hasta proponer una nueva Constitución que, por supuesto, estaría hecha para su perpetuación en el poder.
Dentro de toda esta reflexión, tengo dos preguntas sin respuesta.
Más allá de las dádivas, a la gente se le ha quitado mucho durante esta administración en educación, salud, seguridad, oportunidades, etc.; ¿cómo es que sigue confiando en MORENA?
Los datos duros y los resultados fallidos de la gestión gubernamental ahí están; ¿cómo es posible que aun así prevalezca la posverdad que todas las mañanas vende el presidente?
Ojalá la alianza encuentre las respuestas… Los que vivimos la hegemonía priísta no queremos otra igual en todo, excepto por el logo.
P.D. Mis sinceras condolencias a la familia de Ricardo Rocha. Un gran colega y mejor persona.
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