Ríos de tinta y tiempo aire se han dedicado a señalar las medias verdades y falsedades sobre las cuales los mandatarios populistas contemporáneos cimentan sus gobiernos. Lo mismo de izquierda que de derecha, esta nueva estirpe de mandatarios ha escalado su narrativa a niveles altamente peligrosos para la democracia, los derechos humanos y el futuro viable de sus naciones.
Hoy tenemos un presidente que, con su habilidad propagandística, nos asegura todas las mañanas que se cumplirán sus promesas ya fallidas, como que tendremos un servicio de “salud como en Dinamarca” con todo y megafarmacia, o que “ya se acabó la corrupción”. Son juramentos grandilocuentes, útiles para mantener viva una cada vez más frágil esperanza. En todo caso, siempre se puede culpar a otros por no lograr lo juramentado.
Sin embargo, la fórmula lopezobradorista pareciera llegar a su límite con el desastre de Guerrero, porque no se puede culpar a nadie de la desgracia o de que falte solidaridad de la ciudadanía.
No puede AMLO permitir que un día se declare zona de desastre a 47 municipios guerrerenses y luego limitar la ayuda a dos. ¿A quién podrán recurrir esos municipios, ya de por sí muy pobres?, porque en el Presupuesto de Egresos 2024 se pretende recortar las aportaciones federales a los estados. Claro, siempre queda la amable oferta económica del crimen organizado, para que acabe de dominar Guerrero…
No puede el presidente prometer que cada familia recibirá una canasta básica y luego limitar las entregas. Me queda claro que disponer de un momento a otro de 40 mil canastas semanales “no es enchílame la otra” y que las cuatro principales cadenas comerciales y la Secretaría de Economía están haciendo su mejor esfuerzo; aún así, el caso es por demás preocupante porque se trata de supervivencia humana. Mira, Jesús:
El sábado pasado se entregaron siete mil despensas y mañana martes se hará lo propio con otras 11 mil; eso nos da un total de 18 mil canastas a dos semanas del desastre, siendo que la población con carencias se estimó oficialmente en 250 mil familias. Si reparten 40 mil canastas cada semana, como es el propósito, eso significa que cada familia podrá tener una segunda canasta ¡cada seis semanas! ¿O será por eso que recortaron el número de familias afectadas a 120 mil?
Muy grave, Jesús, pues con todo y la gran ayuda en alimentos proporcionada por la gente a través de las organizaciones de la sociedad civil, hasta ayer había poblados rurales a los que no ha llegado ningún apoyo.
Otra promesa imposible de cumplir es que en Acapulco “no habrá amarga Navidad”. Faltan 48 días para esa fecha y, al día de hoy, ni siquiera se han recogido los escombros y la basura. ¿Dónde están los trabajadores municipales? ¿No hay más militares para destacar en la zona porque andan contruyendo trenes y hoteles en el sureste…? Cualquier día de estos se desata una epidemia.
En síntesis, repito lo expresado en este espacio la semana pasada: El presidente no puede afirmar un día que se destinarán todos los recursos necesarios para el rescate de la zona, para luego limitar el apoyo en 61 mil millones de pesos y que tal cantidad sea la cuarta parte de lo que se necesita, según cálculos de los especialistas.
Ojalá lo ocurrido en Guerrero deje una buena lección para lo que queda de la administración de López Obrador y, sobre todo, para los políticos morenistas que continuarán en el poder como gobernadores y legisladores. Por algo se creó el FONDEN, por algo existían los “guardaditos”, por algo se creó el Fondo de Estabilización… Porque los desastres naturales no se anuncian.
Termino, Jesús, recordando que los desastres muestran de qué está hecho un gobierno. “No tiene mucha ciencia gobernar”, dijo López Obrador en junio de 2019.
Evidentemente, no sabía de lo que estaba hablando…
Para los restauranteros y tortillerías de Acapulco que se han sumado al chef José Andrés y The World Central Kitchen para brindar 75 mil comidas calientes al día; para Saskia Niño de Rivera, los chavos voluntarios de Reinserta y #HazElBienporAca, así como a Awesome Cargo, línea aérea que donó varios vuelos para llevar más de 100 toneladas de alimentos; para la siempre indispensable Cruz Roja; para Cadena y demás organizaciones de la sociedad civil; para Coca-Cola y su potabilizadora de agua; para los trabajadores de CFE, Telmex y Telcel; para todas las cadenas comerciales, universidades y empresas erigidas como centros de acopio; y para todos los mexicanos que han apoyado a los guerrerenses; para todos, nuestro agradecimiento.
Ahora la petición a los lectores. La ayuda será necesaria por varias semanas más; faltan artículos de limpieza y de higiene personal, comida y pañales para bebés, y agua, mucha agua…
Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com
Correo: Lmendivil2010@gmail.com
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