Opinión

AMLO arriesga la candidatura de Claudia

El presidente López Obrador invirtió tiempo, dinero y esfuerzo en construir la candidatura presidencial de Claudia Sheinbaum. Justo ahora, al cuarto para la hora, pone a su candidata a caminar en un destartalado puente colgante sobre un estanque de cocodrilos. ¿Por qué lo hace?

Ya está claro para todos que la hasta hoy jefa de Gobierno de la CDMX ha tenido una semana complicada. El presidente le cambió la jugada sin decir agua va. Esta ocurrencia del Tour de las Corcholatas 2023 es como la liguilla del futbol mexicano. Puede ganar el campeonato un equipo de media tabla, lo que es completamente anti deportivo, pero resulta un buen negocio para los dueños. Ponerla a competir en igualdad de condiciones con personajes como Manuel Velasco, Ricardo Monreal y Fernández Noroña es una falta de respeto para la doctora Sheinbaum que resintió el golpe bajo que le propinaron desde Palacio Nacional.

El desconcierto parte de la certidumbre de que a estas alturas hay una codependencia entre el presidente y la doctora Sheinbaum. La continuidad de la 4T, incluido ese plan de cambiar la Constitución durante septiembre de 2024, solo puede concretarse si Claudia gana la elección. Pero si el triunfador es, por ejemplo, Marcelo Ebrard lo más que puede aspirar el presidente es una cobertura judicial para su primer círculo familiar y nada más.

¿Por qué maltrata el presidente a su corcholata designada? La doctora Sheinbaum salió del Palacio del Ayuntamiento casi con lo que traía puesto. Su plan era limpiar su escritorio en septiembre, no en junio, y no saltar a una cancha en la que sus rivales le pueden dar pamba con picahielos.

Durante las siguientes semanas los rivales de Claudia dentro de Morena le harán el favor a la oposición de dejar al descubierto sus debilidades, sus puntos vulnerables, entre otras razones porque ellos la conocen desde hace décadas. Exponerla durante dos meses a los zarpazos de sus rivales no es sensato. Hay señales clarísimas de que las tensiones crecen, el calor aumenta, y la olla exprés puede explotar y tapizar el techo de frijoles.

Claro que Claudia sigue siendo la favorita, de eso no hay duda. Sin embargo se está gestando un fenómeno que puede alterar el rumbo de las cosas. Marcelo Ebrard está aglutinando a su alrededor a los que quieren golpear a López Obrador, que son legión. En la encuesta, si es que realmente les preguntan, preferirán a Marcelo como un gesto de rechazo al presidente.

Dicen que López Obrador hace todo este berenjenal para mantener la unidad de su movimiento y que no haya rupturas que lo descarrilen. Por eso ofreció huesos importantes a las corcholatas perdedoras de la encuesta. Ya se metió en el próximo sexenio. López Obrador, que aspiraba a ser como Benito Juárez, terminará, si bien le va, como Plutarco Elías Calles, y todavía está por verse que le funcione su intentona de Maximato.

El otro día circuló un video en el que Claudia Sheinbaum le reclama a Alfonso Durazo la jugarreta de Marcelo y Monreal de llevar porra a la reunión del Consejo Nacional de Morena. Porra que la increpó, se entiende. “A mí se me respeta” dicen que dijo evidentemente molesta.

Pues la verdad es que tendría que decirle algo parecido al presidente López Obrador que no la respeta. Que la candidatura de Claudia descarrile sería la ruina para los planes futuros del presidente que podría regresar a su finca de Chiapas con las manos vacías, atenido a la buena voluntad de un nuevo presidente que no le debería nada, como es justo el ejemplo de Marcelo Ebrard. AMLO está en mal plan.

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