Mi siempre amigo, el periodista José Fonseca afirmó ayer en la mesa de análisis del noticiero de Joaquín López Dóriga (103.3 FM), que el COVID “le cayó como anillo al dedo” al presidente, pues así no tuvo que responder preguntas incómodas.
A las 17:15 horas de ayer, apareció el tan solicitado video de López Obrador explicando lo ocurrido. Confieso que al igual que varios millones de mexicanos sí tenía mis dudas sobre la gravedad de la enfermedad de don Andrés.
Efectivamente, sufre COVID, pero no sé si la falta del video formó parte de su cálculo político para subir en la apreciación popular; o si quiso evitar responder en las mañaneras sobre políticas públicas fallidas e iniciativas de ley inconvenientes; o las dos cosas.
Durante la ausencia presidencial, la bancada morenista y sus aliados en la Cámara de Diputados aprobaron una decena de piezas legislativas, entre iniciativas y reformas, incluso brincándose el análisis en comisiones.
Empecemos con la que formalizó el control militar sobre el espacio aéreo mexicano, el cual se encontraba bajo la férula de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT). Así nada más, siendo que dicha función corresponde a la autoridad civil y, por lo tanto, la nueva legislación es violatoria de la Constitución; eso sin contar que la tarea requiere de una alta especialización.
No es la primera vez que la 4T hace a un lado a la SICT. En tiempos normales, la construcción del Tren Maya y el aeropuerto “Felipe Ángeles” hubieran sido responsabilidad de la SICT, no de los militares.
Y ya que mencionamos al Tren Maya, los diputados morenistas lo envolvieron para regalo para los militares. Mediante modificaciones a las Leyes de Vías Generales de Comunicación y la Reglamentaria de Servicio Ferroviario se otorgó a SEDENA (¿o la empresa militar?) la concesión de la vía férrea para que se encargue de su operación y administración por tiempo INDEFINIDO. Si algún día el Tren Maya tiene utilidades, serán para los militares; si tiene pérdidas, pues muy probablemente sean absorbidas por el gobierno federal, o sea, los contribuyentes.
También como parte de la cosecha militar, los diputados morenistas aprobaron que 80 por ciento de los recursos recaudados por FONATUR por concepto de impuestos al turismo sean destinados a proyectos de infraestructura presentes y futuros. Por supuesto, empezando con el Tren Maya.
Como el otro 20 por ciento será para atención a migrantes, FONATUR ya no tendrá recursos para su objeto principal: “detonar proyectos turísticos orientados al desarrollo regional”, mismo que eran aprovechados por los estados. Me pregunto para cuándo cierra sus puertas FONATUR.
También se formalizó la extinción de Financiera Rural, lo cual comenté en este espacio hace unos días. Bueno, pues ayer MORENA desapareció al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, institución que pese a sus escasos recursos, ha sido de los pocos apoyos a la comunidad científica durante casi 50 años. Ahora tendremos el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación.
Parece una sentencia de muerte para muchas áreas del saber y la creación. De entrada, la ciencia y la tecnología obedecen a una lógica absolutamente distinta al arte y las humanidades, pero los morenistas suelen revolver la gimnasia con la magnesia.
Por otra parte, el nuevo Consejo será una entidad asesora del Ejecutivo Federal, con lo cual se contaminaría la libertad de investigación, pues tendría que responder a presuposiciones político-gubernamentales. Ciertamente el Ejecutivo requiere una asesoría en la materia, pero esa era la función del Consejo Consultivo, cuyos miembros fueron perseguidos judicialmente al inicio de la administración. Me pregunto qué dejará el nuevo Consejo a la Secretaría de Cultura.
También se extinguió el INSABI, organismo diseñado con las patas y que dejó a millones de mexicanos sin servicios de salud y medicamentos, empezando por tres mil niños que fallecieron por falta de quimios. ¿Quién va a responder por esas y muchas otras muertes? Por lo pronto, el INSABI será absorbido por el IMSS-Bienestar.
Peor se las voy a contar. Además de las varias dependencias que la 4T ha desaperecido por el austericidio, ahora va por 18 más, desde las responsables de la niñez y los ancianos, hasta la ecología. Ya mejor que cierre la mitad de las secretarías. El presidente solo se fija en los “encargos” que él hace; no le importa un sistema de administración pública eficiente.
Tocará al Senado frenar tanta locura. Si no lo hace, serán la Suprema Corte de Justicia de la Nación y, eventualmente, la próxima administración los encargados de desfacer el entuerto.
Como si no hubiera nada mejor que hacer, caray…
Post Data Lopezobradorista: Una auténtica perversidad el manejo de la ausencia presidencial al mantenernos en ascuas. No obstante y aun cuando nos engañe con la verdad, es preferible que continúe en la silla. Su ausencia definitiva traería incontables problemas al país.
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