En marzo de 2014 publiqué un artículo sobre el proyecto Pantheon, del MIT, que intenta calcular la influencia de la producción cultural (en sentido amplio) de personas y países, a partir de mediciones en la red. Ocho años después es momento de ver qué ha cambiado, sobre todo en relación con México.
Lo que hace el proyecto es tasar la popularidad global de distintos personajes, expresada en internet, a través de dos medidas. Por un lado, el número de lenguajes en los que hay artículos de Wikipedia sobre determinada persona. Por otro -para tratar de disminuir el sesgo hacia las personas de habla inglesa y los famosos más recientes- una compleja fórmula que mide el uso efectivo de varios idiomas en las páginas sobre la persona, la edad histórica y el coeficiente de variación en las visitas de los últimos cinco años.
En aquella ocasión señalábamos que, aunque el método sirve para sacar de la lista a personas famosas en un solo país (como los jugadores de futbol americano), es incapaz de evitar el sesgo de Wikipedia (que, por ejemplo, tiene muchísimos futbolistas y relativamente pocos científicos) y, por más que le hace para evitar el sesgo de temporalidad, termina con muchos famosos de coyuntura, que pocos años más tarde ya no son trascendentes.
El amplio listado da una suerte de canon internacional, en donde por supuesto es mayor la influencia de las culturas de los países occidentales más ricos. La globalidad es desigual y combinada, diría el clásico.
Como Wikipedia ha crecido de modo exponencial y el parámetro básico es que la persona tenga páginas en al menos 15 idiomas, también ha aumentado muchísimo el número de personajes medidos por Pantheon. En el caso de México, pasamos de 56 personas en 2014 a 584 en 2022. Es evidente que, al no subir la vara, el peso cultural de muchos de los que hoy aparecen no es el mismo. Pero vale la pena para ver algunas tendencias.
En 2014, la lista de los populares nacidos en México estaba encabezada por la pintora Frida Kahlo. La seguían el guitarrista Carlos Santana y el tlatoani Moctezuma II. El top ten lo completaban, en el orden, Emiliano Zapata, Salma Hayek, Anthony Quinn, Carlos Slim, Octavio Paz, Pancho Villa y Antonio López de Santa Anna.
En 2022, Frida sigue siendo, de lejos, el personaje mexicano más popular. Pero ahora en segundo lugar está Anthony Quinn y en tercero Diego Rivera (tal vez por su relación con Frida). De aquel top ten cayeron Paz (al lugar 11), Hayek (al 15) y Santa Anna (al 18). En su lugar entraron Rivera, el líder indígena Gerónimo (nacido en Arispe, según el sitio) y La Malinche. En otras palabras, hay tres representantes de las culturas originarias entre los primeros diez. Y hay siete entre los primeros 50: una subida notable.
La lista de este año contiene 27 escritores, 6 luchadores, 5 tenistas, 10 “activistas sociales”, 138 futbolistas, un esquiador, 23 cantantes, 17 “figuras religiosas”, dos árbitros de futbol, 7 pilotos de carreras, 102 políticos, dos físicos, tres filósofos, 6 músicos, cuatro calificados como “personal militar”, tres mafiosos, una golfista, 9 cineastas, un economista, 6 compositores, un ajedrecista, tres químicos, 6 “celebridades”, tres empresarios, 10 boxeadores, dos biólogos, tres basquetbolistas, 24 deportistas olímpicos, un astronauta, un arquitecto, un arqueólogo y 127 actores.
Hace ocho años, encontrábamos cosas chuscas y dramáticas: que Thalía se ubicaba entre Porfirio Díaz y Benito Juárez; que Miguel Hidalgo y Costilla estaba entre Anahí y Maité Perroni, o que Paulina Rubio compartía influencia con Juan Rulfo y Lázaro Cárdenas.
Ahora, las popularidades efímeras -reflejadas en una caída en las búsquedas durante el último lustro- empiezan a poner a la gente en sitios más lógicos. Díaz y Juárez ya están entre los 20 mexicanos de más influencia; Hidalgo está un poco más abajo, entre Sor Juana y AMLO, mientras que Lázaro Cárdenas se encuentra entre Cantinflas y Siqueiros.
A cambio de ello, entre los primeros 50 aparecen dos figuras del crimen organizado: el Chapo Guzmán, en el lugar 17 y Amado Carrillo Fuentes, en el 44. Nuevas aportaciones de la “cultura” mexicana.
Ahora que, si nos vamos estrictamente a número de visitas a páginas de Wikipedia en los últimos seis meses, el top ten cambia notablemente. Detrás de Kahlo, están el Chapo Guzmán, Salma Hayek, Amado Carrillo, Miguel Ángel Félix Gallardo, Vicente Fernández, Saúl Canelo Álvarez, Guillermo Del Toro, Carmen Salinas y Checo Pérez. Tres narcos entre los primeros cinco.
¿Y qué pasó con las actrices-cantantes que competían en 2014 con los grandes personajes de la historia? Lo dicho: estaban destinadas a una trascendencia efímera. Thalía cayó al lugar 83, y ahora está entre Verónica Castro y Javier el Vasco Aguirre; Maité Perroni, al 151, entre Victoria Ruffo y Juan N. Almonte; Paulina Rubio está en el 231, entre el actor de Hollywood Gilbert Roland (que en realidad se llamaba Luis Antonio Dámaso) y Melchor Múzquiz; Anahí se fue hasta el 300, entre el Gansito Aarón Padilla y Patricia Reyes Spíndola. De hecho, la única sorpresa de “celebridad del momento” que se encuentra entre los cien mexicanos más populares de internet es Manuel Uribe, el regiomontano que llegó a ser el hombre más obeso del mundo. En fin, en una situación más lógica que hace ocho años.
La sociedad de la información permite que se multipliquen los puntos de vista y que el alcance de las expresiones de las diversas culturas sea cada vez mayor, pero no ha evitado que en la aldea global haya quienes tienen el megáfono y hacen que su voz se escuche en todos lados. Esos son los países que van adelante en su desarrollo digital.
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