Alberto Casas, doctor en física teórica y profesor de investigación en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el CSIC, en España, especificó en la FIL de Guadalajara (tomo la nota de Lizbeth Hernández en diario Milenio) que la materia oscura es una especie de fantasma, un espectro visible y omnipresente que se encuentra envolviendo el universo. Mi curiosidad está puesta en ese espectro. Esa materia agrega el doctor Casas, es una especie de “atmósfera” cósmica que, hasta ahora, no puede ser observada de ninguna forma, debido a que no interacciona con el campo electromagnético. Y aunque no se logra percibir, existen muchas trazas de ella.
El tema es misterioso y apasionante. Hubiera estado muy interesada de escuchar lo que al respecto manifestó el doctor Casas. Por ejemplo: “es casi seguro que ahora mismo hay miles de partículas de materia oscura atravesándolo todo y no nos damos cuenta”.
Yo, que estudié literatura y me dedico a enseñarla, además de escribir ficción, me imagino que una imperceptible materia oscura pasa por los intereses del presidente Andrés Manuel López Obrador en asuntos que no le importan mucho. Por ejemplo, los desaparecidos en nuestro país, el infierno de las madres buscadoras que indagan en la tierra, por todos lados, para encontrar rastro de sus hijos. Me refiero a hombres y mujeres que un día ya no regresaron con sus familias como si se hubiesen esfumado.
La literatura, como siempre, nos transmite el dolor insoportable de perder a un vástago, un hermano, una joven madre en la espesura de la nada. Sara Uribe, escritora que nació en Querétaro, radicó en Tampico y en Ciudad Victoria, no pocos años, doctoranda en Letras Modernas por la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, escribió un poema narrativo que se titula Antígona González, editado por Surplus Ediciones en 2011.
La Antígona de Sófocles se rebela ante la prohibición del tirano Creonte y a la ley de la polis que le impiden enterrar a su hermano Polynices. Lo suyo es una desobediencia civil. Polynices ha hecho la guerra contra su propia nación, según el tirano. El cuerpo del hombre, muerto en batalla, yace sin honores ni sepultura, hasta que Antígona sepulta el cadáver de su hermano en contra de todos, incluso de su hermana Ismene, y desafía el decreto de Creonte.
Sara Uribe, que ha escrito novela y ensayo. En su Antígona González hace un parangón con la tragedia de Sófocles, a partir de un hermano desaparecido en el contexto de los desaparecidos y asesinados en México, que inició con las muertas de Ciudad Juárez a principios de la década de los noventa. En este sexenio, de 2018 a la fecha, desaparece una persona cada hora. Durante lo que va de este gobierno ha habido más desapariciones de las registradas en las administraciones de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto. Hasta ahora, López Obrador se ha negado ha recibir a las Madres Buscadoras. ¿Por qué? ¿La materia oscura lo perfora y lo deja inmune ante las tragedias?
Veamos algunos fragmentos de Antígona Gónzález:
No querían decirme nada.
Tadeo no aparece. No querían decirme nada.
Un vaso resbalando de la mano húmeda. Estrépito de cristales. El nudo en el vientre. El nudo y la náusea. El nudo. Pequeñas gotas de sangre fresca sobre los mosaicos.
Un vaso roto ya no es un vaso. Eso pensé. Eso les dije.
¿Qué es lo que murmuran? ¿Por qué todo lo deslizan en voz baja? ¿Qué es lo que están deshaciendo? Te estamos diciendo que Tadeo no aparece. Te estamos diciendo que somos muchos los que hemos perdido a alguien.
Un vaso roto. Algo que ya no está, ya no existe. Que se halla en paradero ignorado, sin que se sepa si vive. Sin que se sepa.
(…)
Una mujer intenta narrar la historia de la desaparición de su hermano menor. Este caso no salió en la noticias. No acaparó la atención de ninguna audiencia. Se trata solo de otro hombre que salió de su casa rumbo a la frontera y no se le volvió a ver. Otro hombre que compró un boleto y abordó un autobús. Otro hombre que desde la ventanilla dijo adiós a sus hijos y luego esa imagen se convirtió en lo único que un par de niños podrá registrar en su memoria cuando piensen en la última vez que vieron a su padre.
Sara Uribe ha recibió diversos premios y reconocimientos y tiene varios libros publicados. Escribió Antígona González a sugerencia de la actriz Sandra Muñoz . Le pidió a Sara que creara una obra conceptual sobre la masacre de migrantes en San Fernando, Tamaulipas de 2010. Fue un crimen masivo cometido por el cártel de los Zetas, en el que mataron 58 hombres y 14 mujeres. Los migrantes provenían, en su gran mayoría de Centro y Sudamérica. Por medio de la literatura, Sara Uribe se dedicó a entrelazar citas con hechos, notas rojas, testimonios e información que pergeñó en la Web. La lectura de su Antígona nos transmite el miedo y la desolación de los deudos, la falta de cooperación de la autoridades, como también lo narra Cristina Rivera Garza en la biografía de su hermana El invencible verano de Liliana (2021).
Nuestro hermano mayor y tu mujer diciéndome que ninguno había acudido a las autoridades, que Nadie acudiría, que lo mejor para todos era que Nadie acudiera.
Ellos insisten en que estás vivo porque los enceguece el miedo. Ellos repiten que vas a aparecer cualquier día de estos pero callan los rasga el miedo. Ellos se atreven a argumentar que los más probable es que te hayas ido con otra mujer pero los desmiente su propio miedo. Reprueban que busque tu cadáver y es miedo. Ellos no quieren fotografías ni que sus nombres se publiquen y yo no los entiendo porque tienen miedo.
Y yo no los entiendo porque necesito saber dónde estás
Ellos dicen que sin cuerpo no hay delito. Yo les digo que sin cuerpo no hay remanso, no hay paz posible para este corazón.
Para ninguno.
Una mujer presenta una denuncia ante el ministerio público por la desaparición de su hermano. En su declaración consta que los hechos no fueron reportados de inmediato por temor a represalias. En su declaración consta que las líneas de autobuses se negaron una y otra vez a dar razón del paradero de su hermano. Una mujer que sale del ministerio público es abordada por un hombre que la jala del brazo y le dice quedito: Vale más que dejes de chingar. Ustedes síganle y se los va a llevar la chingada.
Lo único que quiere Antígona González es un lugar donde irle a llorar a su hermano Tadeo y reza para que su cuerpo no quede impune.
La investigación de la Antígona de Sara Uribe continúa a lo largo de este poema narrativo, como ocurre con Cristina Rivera Garza en su El invencible verano de Liliana para enfrentarse con la burocracia, con el desinterés de las autoridades, atravesadas por la materia oscura como el señor presidente. Esta imagen es una manera metafórica de apropiarme del fantasma cósmico. Según se sabe, la materia oscura nos traspasa a todos sin que nos demos cuenta, así como muchos horrores cruzan por Palacio Nacional y nadie parece percibirlos.
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