Opinión

Autodefensas: ¿solución a la inseguridad?

Empezamos la semana con noticias sobre el enfrentamiento que los pobladores de Texcaltitlán, Edomex, sostuvieron el 8 de diciembre con sicarios de “La Familia Michoacana”, hartos de las extorsiones a todas sus actividades, incluso las más pequeñas. Vamos, los malandros piden mochada hasta cuando la gente hace una fiesta e imponen exhorbitantes precios de venta de la carne, el huevo y las tortillas; de ese tamaño es la expoliación.

Los pobladores se hartaron de siete años de sojuzgamiento y, al plantar cara a los delincuentes, el enfrentamiento dejó 14 muertos, tres de los cuales eran vecinos.

Como es su costumbre, el presidente cambió el foco del suceso y lo relacionó indirectamente con problemas de consumo de drogas, tal como lo hizo con los jóvenes asesinados en Guanajuato hace dos semanas. No, los pobladores de Texcaltitlán nada tienen qué ver con las adicciones; el hartazgo los llevó a jugársela el todo el todo.

Más al sur del país, tenemos que por las confrontaciones sostenidas con “Los Tlacos”, la vida de los pobladores de Chihuihualco, Guerrero, está totalmente alterada; niños que no salen a jugar, toque de queda por las noches, se suspenden clases, hay revisiones en los retenes y, por supuesto, ya van 13 asesinatos en los últimos meses.

De Totolapan, Sierra de Guerrero, desaparecieron 18 personas en los últimos días, pero la Mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz afirma que no tienen noticias del hecho por parte de los pobladores.

Todo esto ocurre pese a la presencia de la Guardia Nacional y el Ejército. Y lo mismo sucede en Zacatecas, Veracruz, Michoacán, Jalisco y Zacatecas, por solo mencionar algunos estados.

Un día después de los hechos de Texcaltitlán, el inquilino de Palacio Nacional lanzó la exhortación de que todos luchemos contra el crimen organizado (CO). ¿Acaso está sugiriendo la creación de autodefensas en el Estado de México?

Recordemos la historia de las autodefensas de Michoacán y Guerrero, grupos surgidos hace 10 años. Entre dichos grupos había agrupaciones auténticamente ciudadanas, cuya evolución no deja de llamar la atención; unas cuantas se convirtieron en policías comunitarias y fueron reconocidas legalmente por los gobiernos estatales, aunque operan bajo sus propias reglas. Otros grupos fueron cooptados por el CO y se voltearon contra sus conciudadanos.

Los resultados han sido pésimos, pues ni la violencia ni el derecho de piso han disminuido en ambas entidades; de hecho, algunas organizaciones pelean entre sí por el dominio de territorios extensos y viven en medio de la confrontación social y política.

Tal es el caso de la Policía Ciudadana de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), la cual salta de uno a otro lado de la ley, controla 15 de municipios en la Costa Chica y sus líderes tienen una oscura fama. El pasado febrero, Deivi Barrientos fue arrestado en Puebla, bajo sospecha de narcomenudeo, extorsión y secuestro; conducía ¡una camioneta de lujo! Bruno Plácido, el líder principal, fue acribillado en octubre pasado.

¿Qué entre todos luchemos contra el crimen organizado?

Hasta donde yo sabía, una de las atribuciones exclusivas del Estado es el uso de la violencia en un territorio nacional, justamente para imponer el orden y la legalidad. Tal parece que ante el fracaso de su política de seguridad, el presidente está dispuesto a ceder tal obligación.

¿Hacia donde nos puede conducir esta abdicación por parte del Estado? Recientemente, una centena de pueblos se están armando para defenderse como sea de la inseguridad y el sojuzgamiento. Nada bueno va a salir de eso; la violencia y las cifras de muertos solo escalarán.

Ya bastante mal estamos como para abrir de par en par la puerta al caos general en todo el país. El crimen organizado siempre tendrá más recursos económicos y de armamento, así como muchas menos limitaciones en su actuar.

En síntesis, la propuesta del presidente es mala. Vamos, don Mario, es tan mala que la propia gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez, puntualizó: “Nosotros vamos a hacer todo lo posible para evitar la formación de autodefensas, porque para eso están el Gobierno Estatal y el Gobierno Federal.”

Como al presidente todavía le faltan nueve meses de gestión, sería conveniente que tomara de inmediato un par de lecciones de Ciencia Política y, luego, que el maestro le deje de tarea hacer cien planas con el siguiente texto: “El Estado tiene la obligación irrenunciable de brindar seguridad, salud y educación a sus ciudadanos.”

En el muy probable caso de que sea necesario, la tarea deberá hacerse extensiva a todo el Gabinete de Seguridad, empezando por el director de la Guardia Nacional.

Por último, licenciado Delgado, verifique que la candidata morenista a la Presidencia esté enterada de las obligaciones del Estado. En caso negativo, aplique la misma receta.

Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com

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