Opinión

La barbarie sobre el INAI

En mi columna de ayer me referí a cómo nuestros legisladores más parecen cabilderos de los deseos presidenciales que un Poder independiente y autónomo. Y ayer, los senadores confirmaron mi dicho.

En un galimatías legislativo y para salirse por la tangente, la Junta de Coordinación Política del Senado propuso dos ternas para elegir a dos de los tres comisionados faltantes del INAI. Sin embargo, la bancada morenista se opuso a convocar a la Comisión Permanente para realizar la designación en un período extraordinario, hasta que se desahoguen otros 75 nombramientos para otras tantas dependencias.

¡Qué a toda mad&%...!, los senadores han sido omisos en sus obligaciones y ahora lo ponen de pretexto para no cumplir con el mandato judicial de los nombramientos del INAI.

El asunto es mucho, muchísimo más espinoso de lo que a simple vista se aprecia. Vayamos por partes:

Durante la discusión de ayer, los morenistas acusaron de todo al Poder Judicial; que si se siente con una autoridad solo por debajo de la de Dios, que si está invadiendo esferas y facultades, que si la ministra Norma Piña -quien no ha tenido que ver en el caso- es una golpista…

El cinismo senatorial no tuvo límites.

La responsabilidad del Poder Judicial es defender el orden constitucional. El Senado violentó dicho orden al fingir demencia con los nombramientos de los comisionados; el INAI interpuso una demanda, pues no puede sesionar con solo tres comisionados para efectos de dictaminar las solicitudes de información; el Poder Judicial analizó el caso y resolvió en consecuencia. ¿Está muy difícil de entender? No, pero para los senadores fue muy fácil llenar de vituperios la resolución…

Dijeron ayer los morenistas que “no tienen por qué someterse a los mandatos judiciales…” En mi pueblo a eso se le llama desacato y es un delito; sin embargo, los senadores guindas se confían en que para que proceda, primero se les tendría que quitar el fuero en la Cámara de Diputados y eso, obviamente, no va a ocurrir.

Más allá del odio que López Obrador tiene a la autonomía de diversos órganos, el INAI es una piedra en el zapato presidencial que amenaza con crecer en proporciones inmanejables.

Recordemos que en noviembre de 2021, el presidente emitió un decreto mediante el cual las obras de infraestructura quedaban calificadas como de seguridad nacional. Con dicho decreto, toda la información relativa a asignaciones directas, contratos y manejo del gasto de los megaproyectos -entre muchas otras obras- quedó reservada. Es decir, no podían ser públicos esos archivos.

El INAI interpuso una controversia constitucional dada la opacidad que el decreto provocaba y el pasado 22 de mayo, la Suprema Corte de la Justicia de la Nación resolvió que el decreto era improcedente. Una cosa, expresó el Poder Judicial Federal, es que los proyectos sean estratégicos para el desarrrollo económico y social, y otra que afecten a la seguridad nacional.

Ahora bien, la única forma en que organismos de la sociedad civil vinculados a la transparencia o a cualquier ciudadano, puedan acceder a los archivos de los megaproyectos es a través del INAI, porque es el único organismo que por ley tiene la facultad de obligar a las dependencias federales a entregar la información.

¿Qué tal que alguien quiere saber por qué Dos Bocas o el Tren Maya están costando 210 por ciento más de lo estimado inicialmente...? ¿O alguien pregunta bajo qué argumentos se dieron los contratos mediante asignaciones directas y se evitaron los concursos…? ¿O cuánto se gastó realmente en las vacunas COVID…?

Pero no solo se trata de la opacidad y el voluntarismo que caracterizan a la 4T. Hay consecuencias verdaderamente peligrosas en lo ocurrido ayer.

Primero, la sumisión abyecta del Poder Legislativo a los caprichos presidenciales.

Segundo, la vulneración de la SCJN, el INE y el INAI, como contrapesos naturales -que no adversarios- al gobierno.

Tercero, un rompimiento al orden constitucional al retar abiertamente los senadores al Poder Judicial.

Parece que la 4T está en un punto de no retorno hacia el autoritarismo descarado y quién sabe qué otra barbaridad planea.

Negro, muy negro se ve el panorama nacional.

Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com

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