Opinión

La búsqueda de financiamiento en investigación (parte 5)

El tercer aspecto para tomar en cuenta es el grupo de investigación y su historial. En alguna ocasión me solicitaron evaluar un proyecto sin decirme de quién es, para evitar conflicto de interés. Esto es ridículo. Si no sé quién está planteando el proyecto, es imposible evaluarlo. Sería como si necesitara un mecánico automotriz y me piden escoger entre cinco individuos sin decirme sus oficios o profesiones. ¿Y si al que escojo es al carpintero? Este es un rubro que en la evaluación de proyectos en el extranjero se analiza con lupa y se toma muy en cuenta por los revisores, mientras que en nuestro país se le pone muy poca o nula atención.

Una analogía simple. Si requerimos de un cirujano, queremos al mejor. Aquel que haya hecho muchas veces y con éxito la cirugía que necesitamos. Si la operación va a ser del páncreas, sin duda voy a llamar a mi buen amigo Carlos Chan, porque es un experto en esa materia. Pero, si lo que necesito es un trasplante de riñón, mejor busco a la muy respetada y querida Josefina Alberú y si se trata de la próstata, ni más ni menos que a Mariano Sotomayor. Pero, no le pediría a Mariano que me opere el páncreas, ni a Carlos que me opere la próstata. Aunque esto parece anuncio, no lo es, solo quiero traer el argumento de que cuando queremos que un problema se resuelva, buscamos a la persona más indicada.

Para el caso de la investigación sucede lo mismo. Si un investigador dice que va a hacer algo en su proyecto, debe de mostrar claramente que puede hacerlo. La mejor forma es con artículos previos en que utilizó dicha metodología y es el autor responsable. En las mesas de discusión de proyectos en México he observado que, sorprendentemente, muchos investigadores no toman en cuenta esto y vamos de mal en peor, porque la evaluación del grupo, que antes era parte de lo que tenías que evaluar en los proyectos para el Conahcyt, en los últimos que me enviaron ya desapareció.

No es infrecuente leer proyectos en los que el investigador propone resolver un problema con metodologías que nunca hecho. No tiene ninguna publicación al respecto. Por ejemplo, propone estudiar un modelo de hipertensión arterial en ratas por pinzamiento de la arteria renal, pero nunca han hecho eso. El investigador debe ser experto en la metodología principal del proyecto y para aquellas secundarias que proponga utilizar sin dominarlas, debe contar con un colaborador que sí lo sea y una carta del colaborador en la que conste que conoce el proyecto y va a ayudar a resolver esa parte. Si al revisor le parece que el grupo que propone el estudio no tiene la solidez para llevarlo a cabo, la baja calificación en ese rubro será suficiente para que el proyecto no sea aprobado, aunque el resto suene muy bien.

Una propuesta de investigación bien escrita y presentada no solo sirve para conseguir fondos. Se convierte en el escrito al que los siguientes tres o cinco años regresamos con frecuencia para ver qué fue lo que planteamos y cómo lo haríamos, qué de eso es lo que ya llevamos resuelto, qué es lo que ha cambiado, qué es lo que no se ha podido resolver aún y la estrategia que seguimos para resolverlo. Esto nos permitirá empezar a pensar y trabajar en la nueva propuesta.

Dr. Gerardo Gamba

Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán e

Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM

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