A seis días de la toma de protesta de Daniel Noboa como presidente de Ecuador en noviembre pasado, anunció que daría la batalla contra el crimen organizado. Hoy, Ecuador está en una profunda crisis armada, como la calificó el propio mandatario, a cargo de bandas locales vinculadas a los cárteles mexicanos de la droga.
La crisis estalló el domingo pasado con la fuga de Adolfo Macías, alias “Fito”, líder de la banda ”Los choneros”, dando lugar a una serie de sucesos desestabilizadores: cinco reclusorios con elementos de seguridad retenidos, disturbios provocados en varias universidades, explosivos en autos, secuestro de patrulleros y cadáveres descuartizados aquí y allá. ¿Le suena familiar?
La acción más impactante fue la incursión de encapuchados en la estación TC Mi Canal de Guayaquil, obligando al personal a transmitir en vivo la agresión.
Las versiones sobre la infiltración del crimen organizado en las estructuras de gobierno han cobrado gran fuerza; no solo se trata de la corrupción del personal penitenciario desde donde los capos encarcelados siguen controlando el tráfico de droga, sino también de los servicios de inteligencia e instituciones de seguridad. ¿Le suena familiar?
Ante los hechos, el presidente Noboa declaró el estado de emergencia con la intención de “tomar control lo más, todo lo que nos dé la fuerza del Estado, sobre la seguridad, incluyendo un delincuente (“Fito”) con características sumamente peligrosas, con actividades que tienen características de terrorismo”, según lo informó el secretario de Comunicación, Roberto Izurieta (El Universo, 7/01/2023).
El panorama que aquí le cuento, doña María Luisa, tiene dos delicados expedientes como telón de fondo. Uno de ellos es el procesamiento judicial de 39 involucrados en la mega investigación “Caso Metástasis”, entre ellos jueces, fiscales, policías y abogados, además de diversos narcos. Lo anterior, estoy seguro de que no le resulta familiar, pues en México no hemos visto este tipo de maxiprocesos… lamentablemente.
El otro expediente tiene rasgos político-criminales. El 9 de agosto pasado, el candidato presidencial Fernando Villavicencio fue asesinado en Quito, a dos semanas de las elecciones. Aun cuando seis sicarios colombianos fueron detenidos de inmediato, días después amanecieron muertos en sus celdas preventivas. Villavicencio fue periodista, legislador, franco adversario de la corriente política encabezada por el ex presidente Rafael Correa y declarado enemigo del narco. Las investigaciones periodísticas de Villavicencio dieron pie a para armar juicios en contra de Correa por los contratos firmados con una petrolera china.
A la muerte de Villavicencio, llegó a la Presidencia Daniel Noboa, empresario y legislador de tan solo 36 años, hijo del hombre más rico de Ecuador. Noboa solo estará en el poder por año y medio, ya que fue electo para concluir el mandato que Guillermo Lasso dejó inconcluso al ser acusado de malversación de fondos por legisladores correístas.
Ecuador no ha visto la suya desde 2007, cuando Rafael Correa asumió la Presidencia por tres períodos, gracias a un par de triquiñuelas constitucionales, entre ellas, la redacción de una nueva carta magna. Doctor en Economía educado en las Universidades de Lovaina y de Illinois, siempre se mostró contrario a los tratados de libre comercio y los organismos financieros internacionales. Tuvo aciertos, como la disminución de la pobreza extrema y la despetrolización de la economía; en contrapartida, encabezó una izquierda llamada “Revolución Ciudadana”, caracterizada por el bolivarianismo, el enfrentamiento con los medios y la libre expresión, conferencias sabatinas interminables y la polarización política, incluso con sus antiguos aliados. ¿Le suena familiar?
Las disputas politicas han favorecido la incursión de mafias extranjeras en territorio ecuatoriano, entre las cuales destacan los cárteles Jalisco Nueva Generación y de Sinaloa. Ecuador no es productor de cocaína; sin embargo, es un punto muy importante para la salida de la droga colombiana rumbo a Europa a través de los contenedores cargados de plátanos, fruta central en las exportaciones ecuatorianas. Las 22 bandas locales que operan en Ecuador han expandido sus negocios al robo y la extorsión, al punto de que la tasa de homicidios se ha duplicado desde 2012 para llegar a 26 casos por cada 100 mil habitantes (Datosmacro.com). ¿Le suena familiar?
De hecho y en su oportunidad, el candidato presidencial asesinado acusó a “Fito” de fungir como lugarteniente del Cártel de Sinaloa en Ecuador y de haberlo amenzado de muerte.
Al momento de escribir estas líneas, varios militares y policías penitenciarios han sido ejecutados por los narcos insurrectos. Las fuerzas armadas y las unidades policíacas especiales han sido desplegadas por las principales ciudades.
Me pregunto si la 4T, para evitar una reacción de los narcos como la ocurrida en Ecuador, es que aquí se tiene la política de “abrazos, no balazos”.
El problema es que el gobierno es el que da los abrazos y los mexicanos, de todas maneras, los que reciben los balazos.
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