La elección de la Ciudad de México no está decidida. Hay incertidumbre real sobre el resultado, por lo que cualquier acontecimiento puede ser un factor que incline la balanza.
De lo ocurrido en las últimas semanas destacan dos sucesos que nadie vio venir. El primero fue la andanada de reproches del presidente a los habitantes de la CDMX a quienes acusó de fifís, aspiracioncitas, conservadores.
Todavía no queda claro por qué lo hizo, pero lo cierto es que en el equipo de campaña de la candidata oficial cayó como balde de agua helada.
El otro acontecimiento fueron los disparos sobre el vehículo de la candidata para la alcaldía de Cuauhtémoc, Alessandra Rojo de la Vega, horas antes del tercer debate.
Con la información que se tiene es aventurado e irresponsable adelantar una conclusión. Pero lo sucedido, lo que termine siendo, no augura nada bueno con respecto al final de la competencia.
Huitzilac es una de las comunidades más peligrosas del país. Que nadie crea que está ubicado en un paraje inaccesible de las montañas de Guerrero. Nada de eso. Está a media hora de la CDMX por la autopista a Cuernavaca, pegadito a Tres Marías. ¿Qué tan complicado puede ser que fuerzas federales reasuman el control de esa zona?
La semana pasada, en Tres Marías, asesinaron a tres personas en la zona de restaurantes, junto a los puestos de quesadillas y caldo de hongos. El sábado asesinaron a ocho personas en un expendio de cerveza en el centro de Huitzilac. El alcalde dijo que están de luto. Otra vez de luto.
El deterioro de la seguridad en la zona es añejo. Ahí mismo se registró, aunque casi no se dice, un ataque de policías federales en contra de agentes de la CIA, sí leyó usted bien, de esa Central de Inteligencia, que visitaban una instalación, digamos discreta, que la Marina tiene por ahí.
Pasan los años y nadie puede dar paz a los habitantes de la localidad, que está en las goteras de la ciudad capital. ¿Qué sucede ahí que pasma a las autoridades?
Acaso los electores más jóvenes no lo sepan, pero son beneficiarios de una lucha de décadas por establecer en el país un sistema democrático en el que los votos se cuenten bien y los gobiernos reflejen la voluntad de los ciudadanos expresada en las urnas.
No siempre fue así. La creación de un instituto electoral ciudadano y autónomo del poder del Ejecutivo en turno ha hecho la diferencia entre un régimen autoritario y uno democrático donde los ciudadanos, con su voto, diseñan el futuro.
La democracia mexicana es relativamente nueva, es cara, pero en el último cuarto de siglo ha funcionado. Los ciudadanos tienen una responsabilidad tan grande como la de los políticos. Tienen que informarse y salir a votar. Nada de todo lo que se ha hecho y gastado tiene sentido sin el concurso de los ciudadanos.
El turno de los ciudadanos se aproxima. Su presencia en las urnas completa el círculo democrático.
El gobierno de Ecuador no quiere dejar huella de su relación diplomática con México. El próximo miércoles cerrará los consulados que todavía tiene en el país Todo el personal diplomático será destacado en otros destinos.
Los mexicanos con algún asunto pendiente tendrán que atenderlos en consulados de Guatemala, que operará como país puente.
Los ciudadanos ecuatorianos que radican en México que se sientan en riesgo serán remitidos a la Organización Mundial para las Migraciones que tiene una oficina en la CDMX.
El pleito no tiene regreso. Mientras los presidentes de ambos países sigan en el cargo no habrá oportunidad de regresar a la normalidad. Al presidente mexicano ya le queda poco pero el ecuatoriano apenas comienza su periodo. Dos gobiernos que se gruñen y dos pueblos desconcertados que quieren permanecer al margen de los pleitos políticos, Ojalá puedan hacerlo.
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