Opinión

Nada que celebrar

En el acto multitudinario celebrado el pasado sábado, convocado por el presidente López Obrador, para celebrar los 5 años de su triunfo electoral del 2018, el fantasma de la insatisfacción ciudadana por los pobres resultados logrados en el período, se hizo sentir. Tan sólo unos días antes en la Ruana, Michoacán, en un acto que hace ver como niños de kínder a los antiguos capos sicilianos, asesinaron al luchador social Hipólito Mora, quien hace 13 años organizó a su comunidad para crear las autodefensas, ante la falta de protección y garantías de los gobiernos local y federal; con el fin de hacer frente a los criminales que han asolado esa región imponiendo un derecho de piso generalizado, que ha acabado con las posibilidades de negocios lícitos de los legítimos dueños de parcelas con diversos plantíos, así como productores de limón y aguacate.

Pero no sólo en Michoacán si no también en Guanajuato, Zacatecas, Baja California, Veracruz, Guerrero y otros importantes estados, ocurren todos los días masacres, homicidios, secuestros, bloqueos y balaceras donde la sociedad civil se siente en completa indefensión.

A pesar de estos dramáticos hechos, sin olvidar a las madres buscadoras de los restos de hijos desparecidos a lo largo y ancho del país, como enorme cementerio, y de que la cifra de asesinados en lo que va del sexenio supera ya a la de los gobiernos anteriores. En este sentido, el fin de semana se dio a conocer que el pasado mes de junio ha sido el más violento del año, y aún así el presidente ha dejado en claro que no modificará su estrategia de seguridad.

El festejo del presidente se dio en medio de una sucesión presidencial anticipada, en donde según sus propias declaraciones, entregará la estafeta del proyecto de transformación a quien resulte ganador del proceso interno de Morena, cuyos resultados se darán a conocer el próximo 6 de septiembre.

En el evento del sábado, lo que se escuchó por parte del presidente fue un triunfalismo insensato sin el más mínimo asomo de autocrítica que señalara la necesidad de corregir el rumbo, sobre todo en lo relativo a la fallida estrategia de seguridad. Al contrario, una vez más el discurso fue autocomplaciente, dirigido a miles de acarreados y la tribuna se utilizó más bien para enaltecer sus logros y para atacar con los peores adjetivos a los opositores al gobierno de la 4T, ahondando aún más la polarización del país. Se olvida que México desde sus orígenes es un país diverso en culturas, donde los ciudadanos respetan esa pluralidad que da vitalidad al país.

El presidente pierde nuevamente una gran oportunidad para enviar un mensaje vibrante de unión y respeto a esa pluralidad, un mensaje de un jefe del estado, de un presidente que se asuma como líder de todos los mexicanos, ya que su triunfo del 2018 le daría esa legitimidad y no como un jefe de partido, que sólo habla a sus simpatizantes e insulta a quienes no están con él, calificando a la oposición de racista, clasista, corrupta, oligarca, descarada y hasta ridícula. Una actitud así acusa una gran inseguridad en quién como presidente de un país de más de 120 millones de mexicanos, debería respetar a quienes no piensen como él y comprometerse con el respeto a la constitución y el fortalecimiento de la democracia. Ese sería el papel que dignificaría al presidente de México.

@fer_martinezg fermx99@hotmail.com

Copyright © 2023 La Crónica de Hoy .

Lo más relevante en México