La semana pasada referí que varias organizaciones protectoras y numerosos activistas harían presencia en el Senado de la República, justo ese jueves, para exigir castigo a los diversos responsables del gallinicidio que se dio en esa sede le-gis-la-ti-va donde se violaron todas las normatividades habidas y por haber -locales y federales, incluida la Constitución capitalina y las correspondientes a “usos y costumbres”- con la muerte a modo “sacrificio ritual” de la pobre criatura. Bueno, pues… resulta que se puede acceder a la dizque “casa del pueblo” disfrazado, con armas punzocortantes y animales, cuando tales condiciones no están permitidas reglamentariamente por seguridad, pero en cambio, quienes pretendieron ingresar sólo con la intención de entregar un documento relativo al CASO (bajo el 8vo constitucional que nos otorga a los mexicanos el Derecho de Petición con obligación de respuesta), no sólo fueron impedidos de pasar, ¡vamos!, ni siquiera al área de Oficialía de Partes para la entrega formal del papel, sino que prácticamente hasta de las rejas los corrieron y de mal modo, razón por la cual se volvieron a presentar el pasado lunes, esta vez con respaldo de senadoras y diputadas para ofrecer una conferencia a medios en voz de Sandra Segovia-Todos Somos animales, que llevó la representación de 37 organizaciones, 53 activistas y un titipuchal más de ciudadanos libres que permanecemos indignados por esa matanza en lugar que además, insisto, esta doblemente obligado a respetar las leyes. La carta fue dirigida a los senadores Ana Lilia Rivera y Ricardo Monreal, a su vez quien preside la Mesa Directiva del Senado y al segundo como supuesto legislador animalista y coordinador del grupo parlamentario MoReNa, al que pertenece quien convocó al asesinato. Resumidamente, por cuestión de espacio, informo que el contenido del pliego petitorio inicia con un relato del hecho reclamado y la manifestación de que lo sucedido el 24 de abril “no solo resulta completamente indignante tanto para el movimiento de los derechos de los animales (no humanos) como para un amplio sector de la sociedad”, sin omitir que un suceso así puede incitar a que se sigan cometiendo atrocidades con la criaturas en aras de falsas creencias cosmogónicas. Reclama asimismo la incongruencia del evento con respecto a las iniciativas más recientes enviadas por el propio titular del Ejecutivo y pendientes de aprobar, que llevan la intención de subir a rango constitucional la prohibición al maltrato animal, insistiendo en la transgresión de las legislaciones, citando inclusive los articulados de las mismas que fueron violentados, destacando particularmente la nota alusiva a la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que ya resolvió, en el Amparo de Revisión 168/2018, sobre un tema de maltrato animal y prácticas tradicionales argumentando que “la cultura no es admirable por ser tradicional, sino tan solo cuando es portadora de valores y de derechos que sean compatibles, en primer lugar, con la dignidad humana, y en segundo lugar, con el respeto mutuo que nos debemos los seres humanos, y con el que todos le debemos a la naturaleza. En ese sentido, cualquier práctica que suponga el maltrato y el sufrimiento innecesario de los animales no puede considerarse una expresión cultural amparada ni prima facie ni de manera definitiva por la Constitución”. No dejando de lado que por su parte, el mismísimo Consejo Autónomo de Pueblos y Barrios originarios se pronunció, por escrito, deslindándose del hecho y remachando que “sus creencias no están por encima de las leyes”. Asimismo quedó corroborado que al violentarse particularmente las disposiciones relativas al Código Penal de CDMX, se habían presentado ya varias denuncias ante la Unidad de Investigación de la Fiscalía Especializada en Delitos Ambientales y Protección Urbana de la FGJ. Y que el infeliz ladino de Gómez no se sienta que las trae todas consigo por el fuero que lo respalda, ya que nada es para siempre, y por lo pronto deberán presentar cuentas tanto el tipo que retuvo a la gallina como la mujer que a tijera desfilada intentó torpemente degollarla provocándole evidente sufrimiento, así como quien tomó el video e insisto en que mínimamente también los responsables de la seguridad del Senado y quienes sabían de antemano lo que su primitivo compañerito pretendía y no lo impidieron a toda costa.
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