“Cada segundo nace un idiota”. Esa frase la ha sido atribuida, aunque algunos dicen que erróneamente, al empresario circense P.T. Barnum que fue conocido por la fabricación de engaños con los que sorprendía en sus espectáculos. A mediados del siglo XIX uno de sus primeros éxitos fue la exhibición de La Sirena de Fiji, creada con el ensamblaje de los cuerpos, disecados, de un mono y un pez.
El diputado Sergio Gutiérrez Luna y el “ufólogo” (de alguna manera hay que decirle) Jaime Maussan han carecido del ingenio y la destreza del legendario Barnum. Gutiérrez, ahíto de notoriedad o simplemente necio, se dejó deslumbrar con la historia de las momias alienígenas que ha sido reiteradamente refutada en Perú. Le organizó a Maussan una supuesta “audiencia pública” el 12 de septiembre, cuyo guión e invitados fueron decisión del ex presentador de televisión. Quisieron aprovechar el interés por el tema de los OVNIS, suscitado a partir de las audiencias que ha realizado el Congreso de Estados Unidos. Pero a diferencia de la prudencia y diversidad de esas reuniones en el Capitolio, la de San Lázaro fue un desfile de extravagancias y falsedades.
El despropósito de la audiencia en San Lázaro comenzó desde el nombre: “para la regulación de fenómenos aéreos anómalos no identificados”. Gutiérrez quiso estar a la vanguardia legislativa y no se dio cuenta de la imposibilidad para regular lo no identificado. Y fue muy dócil ante las condiciones de Maussan. Después de presentarlo con benevolencia (“Jaime, eres un mexicano destacado y reconocido por mucha gente”) el ufólogo le indicó que debía tomarles juramento a los participantes. Ambos, seguramente, pensaban en una audiencia igualita a las de Washington, como han visto en las películas. Así que aun cuando esa práctica no se encuentra en el Reglamento de nuestra Cámara de Diputados, Gutiérrez conminó a los ponentes que, puestos de pie, levantaron con solemnidad el brazo derecho: “¿Prometen decir la verdad de todo lo que hoy se escuche aquí en esta instancia del poder legislativo?”.
Por la tribuna del Salón Verde, siempre bajo la conducción de Maussan, pasaron trece personas con diagnósticos y agendas dispares. Un astrofísico de Harvard, Avi Loeb, dijo en videoconferencia que el objeto espacial llamado Oumuamua, observado en 2017, es fragmento de una nave espacial. Hay astrónomos que consideran que se trata de un cometa. El piloto Robert Graves, de la Marina de Estados Unidos y que en 2014 vio objetos no identificados, explicó su proyecto Americanos por un Espacio Seguro. Al día siguiente se deslindó del show en San Lázaro: “estoy profundamente decepcionado por este truco sin fundamento”, dijo del espectáculo de Maussan.
El piloto mexicano Julio Darwish, que encabeza la Asociación de Observadores de Fenómenos Anómalos No Identificados, terminó su alocución emocionado: “Ha llegado el momento de subir nuestra vibración y su frecuencia para poder ampliar nuestra conciencia”. El controlador aéreo Enrique Kolbeck, del Aeropuerto Internacional de la CdMx, llamó la atención sobre el riesgo de los objetos no identificados para las aeronaves.
De Argentina vino Andrea Pérez Simondini cuya madre, Silvia, asegura que hace 55 años vivió un “encuentro cercano”. Ambas mantienen el “Museo del OVNI” en Entre Ríos. Yoshiharu Asakawa, diputado de Japón y miembro del conservador Partido de la Innovación, sostiene que en su país el gasto en Defensa debe aumentar para hacer frente al problema de seguridad que implican los objetos no identificados.
El momento culminante fue la presentación de dos “seres no humanos”, como les llamó Maussan. Dijo que la UNAM comprobó que “tienen alrededor de mil años de antigüedad” pero el Instituto de Física de esa institución aclaró que, como resultado de una solicitud comercial, hizo un estudio de Carbono 14 a unas muestras cuyo origen no puede certificar.
Esas figuras, supuestamente encontradas en Nasca, Perú, han sido tema de curiosidad y burlas en los días recientes. Un biólogo, Ricardo Rangel, dijo que el ADN de esos esqueletos no coincide con genomas conocidos. El médico naval y forense José Zalce Benítez, consideró que se trata de “cuerpos no humanos… estamos ante el paradigma de describir una nueva especie, o ante la oportunidad de aceptar que ha habido contacto con otros seres no humanos”. En noviembre de 2020 el Dr. Zalce estaba anunciado en un evento en el Senado para presentar el tratamiento “Hydrotene”, promovido por Maussan, que supuestamente servía para curar el Covid-19. Ese producto fue denunciado como “medicamento milagro” y la presentación fue cancelada. Zalce, por otra parte, ha representado al secretario de Marina, José Rafael Ojeda, en la Junta de Gobierno de IMSS Bienestar.
El engaño con las supuestas momias extraterrestres ha sido explicado por académicos peruanos como el arqueólogo Flavio Estrada, de la Universidad de San Marcos, que en un video de 2020 dice: “Los restos de presuntos alienígenas son creaciones fabricadas con huesos de animales y humanos unidos con pegamento sintético. Estos, a su vez, han sido cubiertos por una mezcla de fibras vegetales y adhesivos sintéticos para simular un tipo de piel. Se establece la manufactura de reciente data”.
La existencia de vida en otros rumbos del universo puede ser un asunto serio, que es investigado con rigor por científicos en variadas instituciones académicas. Nada de eso se apreció en el evento del diputado Gutiérrez Luna, que hizo del Congreso mexicano el hazmerreír internacional. Aún no sabemos cuánto dinero público fue gastado en esa farsa.
El timo con los restos de Nasca se conoce hace buen rato. En noviembre de 2021 el periodista Jaime Bedoya, de quien tomamos la referencia a P. T. Barnum, narró en El Comercio de Lima tres intentos de fraude que recibió ese periódico para comprar dicha historia.
El mismo Bedoya explicó ayer domingo en el periódico Perú 21 “Cómo hacer una momia extraterrestre”: “Tómese una mano de momia real, un cráneo de perro fiel, pegamento. Húrguese en el imaginario marciano, tallando la cabeza del finado can bajo la impronta de Spielberg. Luego, el ingrediente decisivo: cuente con un gobierno como el de Manuel López Obrador, amigo de todo lo dudoso, lo farsesco, lo payaso, y móntese un circo que distraiga e idiotice por igual. Entrada gratis, salida ya vemos”.
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