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Los resultados de las encuestas realizadas a los candidatos a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México durante el periodo de campañas han sido contundentes. La mayoría de ellas colocan como puntera a Clara Brugada, quien es postulada por los partidos Morena, PT y PVEM. A poco más de 50 días para que los electores acudan a las urnas, la ventaja de Clara sobre sus competidores es amplia, por lo que, lo más probable es que la CDMX será gobernada y liderada de forma consecutiva por dos mujeres de izquierda. Así lo muestran diversos ejercicios realizados de forma telefónica, cara a cara y en la puerta de las viviendas de las personas, incluso estos han sido segmentados por grupos de edad y nivel educativo; en la mayoría de ellos Brugada ha sido elegida como la favorita.
Los candidatos de la oposición niegan la veracidad de estos instrumentos estadísticos y de proyección, que son los únicos que nos permiten de una manera científica hacer predicciones de una votación venidera. Incluso se atreven a descalificar las encuestas argumentando compra de las mismas, se pelean con las empresas que las realizan acusándolos de corrupción y de falta de profesionalismo. Se olvidan de que toda derrota es una autoderrota, generalmente provocada por la falta de autocrítica; no ven la realidad e ignoran o soslayan el hecho que los capitalinos en su gran mayoría son personas progresistas. La Ciudad de México históricamente y así seguirá siendo, ha sido pionera de derechos sociales, se ha luchado por acotar las desigualdades y sobre todo impulsado políticas publicas para disminuir la desigualdad. La ciudad se debate entre dos visiones; la que representa Santiago Taboada militante y abanderado del PAN y compañías, con todo lo que ello implica con su programa de derecha. Por otra parte, Clara Brugada, encabezando a Morena y aliados, frente a las clases populares y a la mayoría de las personas que han manifestado su respaldo en las encuestas realizadas.
Taboada ha insistido que, en el hipotético caso de que llegara a ganar, él solucionaría los retos y problemas de la CDMX mediante la privatización de servicios como el agua. Pondría en manos de particulares lo que él como gobernante estaría obligado a atender. Dejar al libre mercado y convertir al gobernante en una oficialía de partes es algo que incrementaría las desigualdades ya existentes. Los servicios públicos pueden subrogarse, pero no así los que son satisfactores de los derechos humanos como el agua potable. Lo que es de todos no puede convertirse en el negocio de unos cuantos.
Brugada en su plan de gobierno contempla dar continuidad a lo que ha venido realizando la actual administración, dando énfasis a los servicios indispensables para todos como lo son los temas de seguridad, transporte, acceso a servicios básicos, educación, salud, vivienda y grupos vulnerables por mencionar algunos.
La próxima elección estará muy polarizada, habrá posturas maximalistas y maniqueas, las y los ciudadanos deberán poner en una balanza lo que consideran mejor para sus familias y la colectividad. Ojalá los contendientes apliquen dentro de sus campañas una autocrítica constructiva que los impelen a comportarse a la altura de las circunstancias que demanda la gran Ciudad de México.
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