El presidente se volvió a saltar las trancas. Se metió hasta la cocina en las cuestiones electorales. Hace cosas que la ley le prohíbe expresamente hacer. Él está en campaña y que los organismos electorales le hagan como quieran.
Le pidió a la gente que no crea en las promesas de la oposición y puso como lazo de cochino a los intelectuales que mostraron simpatía por alguien que no debían.
La campaña del partido en el poder tiene voceros que están justamente para confrontar las acciones y dichos de la oposición, el presidente desde Palacio no.
¿Su conducta tendrá alguna consecuencia jurídica algún día? Es una pregunta ingenua, pero había que plantearla.
Agarraron parejo
Los activistas de la CNTE se dejan sentir fuera del salón de clase. Lo suyo, lo suyo es el vandalismo, lo del magisterio no se les da, pero eso nunca los ha amilanado.
Ayer en Tuxtla Gutiérrez integrantes de la Sección 7, en modo grupo de choque, vandalizaron las oficinas de Morena, PRI, PAN. A las del MC les prendieron fuego. Como quien dice agarraron parejo.
Mientras eso ocurría en Chiapas, que ya no siente lo duro sino lo tupido, en la CDMX otro contingente de la CNTE estrangulaba el tránsito en Circuito Interior enloqueciendo a los automovilistas.
¿Por qué lo hacen?
Lo hacen porque pueden, porque están en una etapa de extorsión política. Las circunstancias los favorecen, ante la cercanía de la jornada electoral se puede apostar que el gobierno les dirá que sí a todo.
Fue montaje
La candidata de MC para Álvaro Obregón, Esther Mejía, salió buena para los montajes. Días antes del debate entre aspirantes a esa alcaldía anunció a los mandos del MC que se iba para Morena.
Sin embargo, no renunció y en su calidad de candidata del partido naranja anunció justo ahí, para darle un golpe dramático a su deslealtad, que declinaba a favor de Javier López Casarín, de Morena.
“Fue una desfachatez” en opinión de Salomón Chertoriviski, el candidato de MC para la jefatura de Gobierno de la CDMX, que de inmediato aseguró que él competirá hasta el último minuto confiado en su triunfo, faltaba más.
Doctores y reporteros regañados
Los trabajadores de la salud en Morelos están en paro de labores. Para precisar es un paro de brazos caídos por un de horas al día, tiempo que puede crecer si las autoridades no responden a sus peticiones que se condensan en la expectativa de seguridad laboral.
Los doctores tratan de obtener el respaldo de sus pacientes diciendo que, como ellos, tienen necesidades y obligaciones familiares.
El presidente hizo una visita relámpago al estado de Morelos y alcanzó a declarar desde su auto que las protestas de los trabajadores de la salud son “politiquerías” y les reclamó a los reporteros por hacerle el caldo gordo a los corruptos. Estaba de malas.
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