Opinión

Se complica el regreso de Mexicana de Aviación

En días pasados se anunció oficialmente la creación de una nueva aerolínea del estado, después de que el Senado de la República aprobara la reforma de ley que permite su creación. El control de esta empresa lo tendrá la Secretaría de la Defensa Nacional, que encabeza el General Luis Cresencio Sandoval, y está constituida bajo el nombre de “Aerolínea del Estado Mexicano”.

López Obrador busca que el nombre comercial de esta nueva empresa sea “Mexicana de Aviación”, sin embargo, una serie de amparos promovidos por extrabajadores han obstaculizado la compra de derechos del nombre.

El presidente aseguró en una de sus mañaneras, que el ejército mexicano tiene la experiencia necesaria para manejar una aerolínea, pues la Fuerza Aérea Mexicana que pertenece a nuestras fuerzas armadas, cuenta con pilotos y una amplia experiencia en el terreno de la aviación.

Lo que no considera el inquilino de Palacio Nacional es que una aerolínea militar, nada tiene que ver con una comercial. Para lograr una operación rentable y exitosa se requiere tener una clara visión de negocio y del sector de la aviación comercial en México, que hoy está sobre ofertado y en una situación bastante crítica de cara a la limitada posibilidad de crecimiento por los impedimentos que tiene México al no haber podido recuperar la categoría 1, que ya cumple dos años de haberla perdido.

Veamos algunas de las condiciones esenciales para la conformación de una nueva aerolínea. En primer lugar, están los costos que abarcan la adquisición de una flota adecuada, con sus consecuentes compromisos financieros, por compra o arrendamiento de los equipos de vuelo, lo que puede considerarse como la decisión más importante, ya que la elección del tipo de avión que resulte idóneo para las rutas que se pretenda cubrir será crucial para el adecuado desarrollo de la aerolínea. En este sentido, el presidente informó que ya se iniciaron negociaciones con el fabricante de aviones Boeing para que suministre las aeronaves que utilizará la nueva empresa estatal.

La decisión del avión adecuado es la base del éxito o fracaso en el proyecto. Recuérdese la mala decisión de la familia Alemán, propietaria de Interjet, sobre la adquisición de los aviones rusos de la marca Sukhoi, que en buena medida ocasionaron la quiebra de la empresa.

Otros factores esenciales para el éxito es el plan de rutas a cubrir, sus tarifas, la competencia, la masa crítica de pasajeros potenciales que permitan la operación de vuelos rentables y los costos de mantenimiento, refacciones y capacitación de los pilotos, sobrecargos y personal de tierra. Se trata de una industria compleja, donde no tienen lugar las improvisaciones o la falta de experiencia, ya que los errores se pagan muy caros.

Este proyecto será uno más que administrará el ejército, junto con el Tren Maya, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), así como otros aeropuertos del caribe mexicano.

Esperemos que no se trate de una aerolínea subsidiada por el estado, cuyos costos finalmente los vendríamos pagando todos los mexicanos. Además, bajo ese esquema significaría una competencia desleal con relación a las otras aerolíneas comerciales. El país no está para asumir costos que generen decisiones mal planeadas con la creación de empresas que desde su origen carezcan de viabilidad.

Amigo lector, lo invito a escuchar los temas que se tratan en esta columna todos los viernes por la Nueva Radio de la Ciudad de México 105.3 FM, en el programa que conduce diariamente Hannia Novell a las 5 de la tarde.

@fer_martinezg

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