Conocí Quito en 2015, cuando mi empresa, Delfos, fue contratada por un consultor internacional para que lo apoyara en materia de comunicación, como parte de la asesoría que él brindaba al gobierno de Ecuador en cuestiones de calidad en gestión gubernamental. No resultaba fácil, pues la administración publica era muy grande para el tamaño de país y estaba tecnológicamente muy atrasada.
Por aquel entonces, Rafael Correa estaba en su penúltimo año de gobierno; “La Revolución Ciudadana” ya había durado 10 años, después de un par de ajustes constitucionales y nueva Carta Magna de por medio.
En lo que propagandísticamente se llamó “La década ganada”, Ecuador tuvo avances en seguridad, economía y desarrollo social. Un proyecto importante para Correa era la Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América Latina, iniciada por Venezuela y Cuba en 2004, y a la cual se sumaron Nicaragua y otros pequeños países caribeños. Era un intento de integración económica “sin criterios mercantilistas, ni egoístas de ganancia empresarial.”
Para llevar a cabo su Revolución Ciudadana, Correa concentró el poder y, sobre todo, su discurso. Ponía suma atención a que los medios repitieran exactamente lo que el gobierno quería decir, lo cual llevó a una fuerte disputa con los propietarios del periódico más importante del país; la solución al diferendo fue la expropiación.
El canal oficial Ecuador TV transmitía series de los años 60s, como “Bonanza” y su producción propia era mínima y pobre. Para enriquecer la programación, sugerí un convenio con la BBC o PBS, las cuales cuentan con un gran acervo de series culturales. La respuesta fue un rotundo no, porque pertenecían a países neoliberales.
Con instrumentos muy rudimentarios de monitoreo, empleados gubernamentales detectaban cualquier comentario crítico al gobierno que se hiciera en el canal privado, Gama TV. De inmediato lo notificaban a Presidencia y a continuación, se ordenaba a ambos canales a encadenarse, a fin de que el gobierno hiciera sus precisiones, en un tono bastante enardecido por cierto. Ya sabe, “los enemigos de la Revolución Ciudadana bla, bla, bla…”
Todos los sábados, las principales estaciones de radio y televisión se encadenaban para transmitir el programa presidencial “Enlace Ciudadano”, en el cual Correa “charlaba” con los ecuatorianos durante cuatro horas o más. El programa se transmitía desde pueblo distinto cada vez, para recetar al auditorio los logros gubernamentales.
En una ocasión, un chico posteó un mensaje en la incipiente red social, quejándose de no haber podido ingresar a un centro de estudios, siendo que Correa había prometido que todos los jóvenes tendrían acceso. El presidente ordenó la localización del chico, incluida su dirección particular, para reconvenirlo ante todo Ecuador, en una de sus alocuciones sabatinas. Cuando los funcionarios pedían al presidente Correa moderar su tono, simplemene decía: “Si no les gusta, búsquense otro presidente.”
Por aquel entonces hubo un gran escándalo derivado de la compra gubernamental de siete helicópteros Dhruv, de manufactura india; tres de estos aparatos sufrieron accidentes serios, muertos incluidos. A la fecha, la Fiscalía tiene abiertas las acusaciones de corrupción en contra de 15 funcionarios, entre ellos el ex ministro de Defensa pues, según el Fiscal, el gobierno correísta tuvo con antelación informes de que los helicópteros no eran fiables.
Actualmente, legisladores ecuatorianos filocorreístas pretenden enjuiciar al presidente Guillermo Lasso, por supuestos malos manejos en la contratación de buques-tanques para que la paraestatal FLOPEC llevara el petróleo ecuatoriano a sus clientes, entre ellos China. Parte de la defensa de los seguidores de Lasso es revirar a los correístas con el asunto de los helicópteros, lo mismo que el soborno de Odebrecth a Correa y por el cual fue condenado a ocho años de prisión. Don Rafael salió de su país y dícese que es visitante frecuente del nuestro; no obstante, sigue ejerciendo un gran poder en Ecuador
En cinco días más, los ecuatorianos acudirán a la urnas, tal como se tenía planeado, aunque en medio de un estado de excepción decretado por el presidente Lasso, tras el asesinato del candidato Fernando Villavicencio. Las cosas pintan mal, pues al momento de escribir estas líneas, Latinus informa que “el dirigente local del partido Revolución Ciudadana en la ciudad de Esmeraldas, Pedro Briones, fue asesinado este lunes en una agresión armada.”
La polarización de dos proyectos de nación, violencia política, corrupción y crimen organizado son una pésima combinación para conducir a un país.
¿Le suena, señora secretaria?
Y EN OTRAS COSAS…
21 millones de televidentes estuvieron pendientes de la final del programa “La Casa de los Famosos”, siendo la ganadora fue Wendy Guevara, una persona transgénero. Esperaría que su victoria trascienda y contribuya a que en la sociedad comprendamos qué es ser transgénero, más allá de la larga lista de siglas LBGBTQ+. Por lo pronto, “La Casa” ha sido el reality con mayor desempeño digital en TelevisaUnivisión, al ser tema dominante en redes sociales a lo largo de 10 semanas.
Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com
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