Opinión

No la dejaron ni hablar

El Congreso del estado de Guerrero se plegó a las indicaciones de la gobernadora Evelyn Salgado y procedió a destituir a la fiscal Sandra Luz Valdovinos. Ya le están buscando sustituto.

Valdovinos había dicho que defendería su causa en el Congreso, pero los legisladores ni siquiera la dejaron hablar. Se limitaron a poner el pulgar hacia abajo.

La ex fiscal es teniente coronel del Ejército, no se manda sola. En Lomas de Sotelo hay molestia por el maltrato y la falta de explicaciones.

Los gobiernos estatales, comenzando por el de Guerrero, no dudan en suplicar ayuda de las fuerzas armadas, pero tampoco dudan al culpabilizar a los militares para evitar que el descontento anegue su oficina.

Hace un mes la teniente coronel Valdovinos pidió una licencia sin goce de sueldo para atender, dijo, problemas personales. Se la negaron. Unas semanas después la sacan a toda prisa por la puerta de atrás. Muy raro.

¿Cuál autoridad moral?

El presidente suele esgrimir su autoridad moral para justificar que no cumple la ley. Se coloca así por encima del marco legal sin consecuencias visibles, por lo menos mientras siga viviendo en Palacio Nacional.

Solo falta que Martí Batres diga que también él está por encima de la ley por su autoridad moral, y que lo diga sin que le gane la risa.

El jefe de Gobierno insiste en meterse en la campaña de la CDMX. Hasta el momento lo hace de manera totalmente impune. Tal parece que los organismos electorales de la ciudad están pintados. ¿Les comieron la lengua los ratones?

Si irrupción ha dado lugar a un fenómeno tóxico para la democracia: un debate entre uno de los candidatos, el del PAN, y el jefe de Gobierno de la CDMX en lugar de que el candidato debata con la candidata oficial.

Martí tendrá tiempo de sobra para buscar una nominación y acudir a debates entre candidatos, pero ahora tiene otra chamba, es jefe de Gobierno. Si no le gusta ese trabajo que pida licencia y sea vocero de la campaña morenista.

Beisbolista con pala

La fundadora del colectivo Madres Buscadoras de Sonora, Ceci Flores, persiste en demandar que el presidente López Obrador las reciba personalmente. El presidente persiste en ignorarlas. Anda en otras cosas que le parecen más importantes que un grupo de madres que con pico y pala escarban la tierra para encontrar a sus hijos desaparecidos.

Batearlas es una crueldad de grandes ligas.

Claro que la señora Ceci y las demás buscadoras están molestas, furiosas incluso. Cómo podrían estar si se dedican a buscar fosas clandestinas arriesgando incluso sus propias vidas.

El presidente dice que no las quiere cerca para cuidar su investidura. Eso dice, en serio. Pues esa investidura se está manchando con la tierra removida por las buscadoras. Tal parece que tendrán que esperar hasta el próximo sexenio para que alguien les abra las puertas de Palacio.

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