En nuestra colaboración anterior señalamos que a partir del inicio de año y hasta el próximo 2 de julio, prácticamente todas las cuestiones políticas que sucedan tendrán relación directa, por su origen o consecuencia, con el proceso electoral en el que se renovarán la Presidencia de la República, las Cámaras de Diputados y de Senadores, nueve gubernaturas y miles de cargos locales. En un primer momento, analizamos los principales retos de los que consideramos actores directos del proceso electoral, como son las autoridades electorales, los partidos políticos y la ciudadanía en su carácter de cuerpo elector. Toca el turno de reflexionar sobre los desafíos que tendrán actores cuyo papel, si bien es indirecto, será de la mayor relevancia en lo que suceda en los próximos meses, como son el gobierno federal, las instituciones de seguridad y procuración de justicia, los medios de comunicación y la ciudadanía en pleno y no solo como cuerpo electoral.
El gobierno federal, desde hace varios años, ha dejado claro que su tarea no se circunscribe a las cuestiones de administración pública, sino que ha ampliado su rol para, desde el presidente de la República y hasta el más modesto de sus integrantes, hacer política con fines electorales. Tras los resultados del proceso electoral de 2021 que le fueron adversos, López Obrador se asumió como “el destapador” y a quienes él mismo encartó como sus posibles sucesores los catalogó como “las corcholatas”. Aun cuando parte importante de los avances democráticos en el país pasan por limitar la intervención del Poder Ejecutivo en los procesos electorales, hoy el gobierno no muestra el menor pudor para cargar los dados del juego y favorecer a Morena y sus candidatos. ¿Serán capaces en el gobierno de, por el bien de la democracia y el Estado de Derecho, asumir el desafío que implica refrenarse en esta indebida injerencia electoral?
Ninguna campaña ha iniciado formalmente y ya son varios los homicidios cometidos en contra de dirigentes partidistas, representantes populares y aspirantes a cargos de elección popular. En un contexto de inseguridad y violencia generalizadas y de – cada vez más – penetración de la delincuencia organizada en asuntos electorales, las instituciones de seguridad y procuración de justicia tendrán el reto de evitar que el de 2024 sea el proceso electoral más sangriento de la historia. ¿Serán capaces de evitar que el crimen sea un factor determinante en los resultados de las elecciones y en la definición de nuestros próximos gobernantes y representantes?
La libertad de expresión es uno de los elementos esenciales para la consolidación de la democracia y, en ella, los medios de comunicación juegan un papel determinante. Para este año, los principales desafíos de estos actores consisten en ser independientes y no someterse a ningún agente externo, así como en privilegiar la verdad y los hechos por encima de las filias o fobias. ¿Serán capaces las televisoras, los grupos radiofónicos, los medios escritos y los periodistas, en general, de luchar contra la censura y mantener el ejercicio periodístico en el campo de la imparcialidad informativa?
Los ciudadanos como sujetos de derechos políticos construimos la democracia todos los días y no solo durante las jornadas electorales de cada tres años. Nuestro voto pesa mucho, pero nuestra voz es determinante. Las alternancias en el poder que hemos vivido en 2000, 2012 y 2018 se deben, en gran medida, a un sentir ciudadano que se formó como opinión crítica y detonó en voluntad política de cambio. Hoy los ciudadanos enfrentamos el desafío de definir no solo nuestro futuro sexenal, sino la viabilidad de una democracia que, se bien sigue siendo precaria e insuficiente, hoy está viva, aunque en riesgo inminente. ¿Seremos capaces los ciudadanos no solo de configurarnos como cuerpo electoral, sino de asumirnos como protagonistas de nuestra vida política, o dejaremos en manos de unos cuantos el destino de nuestra democracia, nuestros derechos y nuestras libertades?
Los desafíos electorales que en los próximos meses distintos actores y sujetos habremos de enfrentar no son menores. ¿Será que tengamos la capacidad, todos, de estar a la altura?
Profesor de la UNAM y consultor político
Twitter: @JoaquinNarro
Correo electrónico: joaquin.narro@gmail.com
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