Opinión

Efectos de la vacuna anti-COVID sobre la menstruación

Existen eventos adversos o relacionados con las vacunas que requieren de la aplicación masiva para que puedan ser evidentes. Uno de ellos que recientemente fue reportado en un estudio extenso en la revista Science Advances (doi: 10.1126/sciadv.abm7201) son los cambios observados por mujeres en el patrón menstrual durante el sangrado posterior a la vacunación. Investigadores se dieron a la tarea de hacer una extensa encuesta de la que obtuvieron 39,129 respuestas analizables en personas que habían sido vacunadas con una o dos dosis (según la vacuna utilizada) y que reportaron no haberse enfermado nunca de COVID. El 90.9 % se identificaron como mujeres y el 9.1 % como de género diverso. De las mujeres, el 76 % reportó tener un patrón menstrual regular, el 12 % irregular y 12 % no tenía menstruación regular, ya fuera por terapia anticonceptiva a largo plazo o menopausia. La invitación a contestar la encuesta se distribuyó por Twitter y, por tanto, fue contestado por quienes así quisieron hacerlo, por lo que los resultados podrían estar un poco sesgados a quienes hayan notado alguna alteración menstrual posterior a la vacuna. Es como en las encuestas de satisfacción que quienes no quedaron satisfechos con un servicio son más prontos a contestarlas.

Los resultados mostraron que 42 % de las mujeres con ciclos menstruales regulares reportaron sangrado más profuso en la siguiente menstruación después de la vacuna. 44 % reportaron que no experimentaron ningún cambio y 14 % reportaron un sangrado normal en cantidad, pero considerablemente menos espeso. Alrededor del 30 % reportó la alteración entre 1 y 7 días después de la vacuna, 25 % entre 8 y 14 días, 26 % después de 14 días y el resto, 19 % estaba menstruando cuando recibió la vacuna.

Las condiciones que se asociaron con mayor probabilidad de reportar alteraciones menstruales después de la vacuna en la etapa fértil (18 a 45 años) fueron: la edad mayor, haber tenido reacción sistémica a la vacuna (fiebre o malestar), ser de origen latino y haber tenido embarazos. En la población que no menstruaba, reportaron sangrado en 71 % de quienes recibían anticonceptivos de largo efecto, 39 % de quienes recibían hormonas para afirmación de género y 66 % de las mujeres en la postmenopausia.

El mecanismo de lo observado no está claro e invita a estudios para entenderlo. Es más probable que sea un efecto de la vacuna sobre los procesos de inflamación y/o sangrado del endometrio, que sobre la ovulación o el ciclo sexual femenino, ya que se observó más o menos por igual en quienes no tienen ovulación por recibir hormonas o por menopausia.

Si bien el estudio es retrospectivo y en base a encuestas, lo cual introduce diversos sesgos, parece que la asociación entre la vacuna y mayor flujo menstrual en el siguiente sangrado es real. No parece un efecto adverso grave, pero debe ser muy molesto para muchas personas. La ventaja de sacarlo a la luz es que las mujeres que reciban la vacuna pueden estar alerta al respecto y que no les tome por sorpresa.

Me pareció interesante traer los resultados del estudio a este espacio porque además de lo que muestran, hay dos cosas que vale la pena resaltar y que están conectadas: la primera es que pueden existir reacciones adversas que solo saldrán a la luz cuando se apliquen vacunas en forma masiva y se estudien en forma específica, y la segunda es que los investigadores están pendientes de eso y hacen los estudios necesarios.

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