Todavía recordamos la promesa que el entonces candidato a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, hacía a inicios del 2018, cuando prometía con gran énfasis que de llegar a la presidencia su gobierno sería responsable y no endeudaría más al país.
Pues como en muchos otros compromisos este tan importante no se cumplió ya que desde que asumió la presidencia López Obrador se ha contratado deuda. Cierto que en los primeros años de este gobierno el manejo de la deuda había sido responsable con un crecimiento moderado. Pero con lo que hemos visto en días pasados en relación a la propuesta de Ley de Ingresos de la Federación para el 2024, se ha roto esa promesa.
Como sabemos el Congreso ya aprobó un endeudamiento de 1.9 billones de pesos, el más grande solicitado en toda la historia de México, para poder cumplir con la proyección de ingresos para el 2024 de 9.66 billones de pesos. Este endeudamiento es 38% mayor a los 1.3 billones aprobados para este año 2023, ya descontando el efecto inflacionario. En consecuencia el gobierno de AMLO, dejará al país una deuda equivalente al 48.8 % del PIB.
En el 2018 la deuda pública era de 10.5 billones de pesos, para el 2024 nuestra deuda pública como país será de 17 billones de pesos, así que el gobierno de Morena durante los 5 años que lleva en el poder, mintió a los mexicanos asegurando que no había endeudado al país. El caso es que mientras que a los gobiernos del PRI y el PAN les tomó cerca de 90 años dejar una deuda de 10 billones de pesos, al actual le tomaron tan sólo 5 años para crecerla en casi 50%.
Es un verdadero escándalo que redundará en que cada mexicano tendrá una deuda de 126 mil pesos per cápita.
Y cómo no va a requerir más dinero el gobierno de Morena si el gasto se ha excedido irresponsablemente. La suma inicial de las obras insignia, Dos Bocas, Tren Maya y el Aeropuerto Felipe Ángeles era en 2018 de 19,700 millones de dólares y a la fecha se llevan gastados 31,100 millones de dólares y eso que Dos Bocas y el Tren Maya aún no están terminados, o sea que considerando los presupuestos originales enfrentan sobre costos por más de 18 mil millones de dólares. Un ejemplo claro de la falta de planeación adecuada.
Pero cuando un gobierno se empeña en construir obras faraónicas para dejar una marca personal, sin importar que se tengan otras necesidades mucho más importantes en temas de salud, seguridad o educación, los resultados son desastrosos.
La realidad es que se va dejar un país para el nuevo gobierno con un endeudamiento enorme y con necesidades urgentes para la nación, que no se han resuelto. Un PEMEX ineficiente y endeudado, un sistema de salud con más de 30 millones de mexicanos sin acceso a un servicio adecuado que garantice su bienestar, la educación por los suelos y la inseguridad peor que nunca. Cierto que las circunstancias internacionales de la economía, el nearshoring, y otros factores externos han ayudado a este gobierno, sin dejar de reconocer que la política económica seguida por el Banco Central y la gestión de la Secretaría de Hacienda a cargo de funcionarios capaces y profesionales ha evitado males mayores; sin embargo decisiones políticas a nivel del poder ejecutivo sólo han polarizado al país, enfrentando a poderes autónomos como el Poder Judicial y vetando la actividad de organismos de la sociedad civil que han demostrado su eficacia, al representar un contrapeso al poder excesivo del presidente.
A lo anterior como herencia para el próximo gobierno debemos agregar las terribles consecuencias que el huracán Otis está dejando en lo económico y en lo social, donde hasta ahora el gobierno se ha visto rebasado. La reconstrucción total del puerto requerirá algo así como 15 mil millones de dólares, aunque no todo tendrá que ponerlo el gobierno ya que en el caso de los hoteleros, sector donde los daños fueron cuantiosos, estos cuentan con seguros que aliviarán considerablemente el gasto para el sector de la hotelería. Aún así el reto para el próximo gobierno es colosal.
@fer_martinezg
fermx99@hotmail.com
Copyright © 2023 La Crónica de Hoy .