Opinión

¿Dónde estará la Concordia?

Abundan quienes privilegian el vaticinio funesto al ejemplificar con la violencia en Sinaloa la presuntamente inconmensurable problemática a vencer en la inicial administración de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.

Es precisamente esa la capacidad de la primera mandataria nacional de Norteamérica: enfrentar graves problemas con determinación y trabajo de equipo. Cuando llegó a la Jefatura de Gobierno en un día de la primera semana hubo doce homicidios dolosos. El promedio era alrededor de cinco diarios en el desastre dejado por Miguel Ángel Mancera. Desde la partida de Sheinbaum en busca de la candidatura en junio del 2023, dejó en dos los homicidios por día. Una notable reducción en tiempo récord.

A propósito de la necesaria concordia, un sustantivo indispensable frente a Sinaloa, Chiapas, Guanajuato, Michoacán, Jalisco, Nuevo León, Tamaulipas, o Colima, debe recordarse cómo todas y todos deseamos ese espacio comunitario y político donde es posible la seguridad y su percepción compartida en todas las regiones del país.

La seguridad es el primer y enorme reto de Sheinbaum Pardo y de un equipo en esa materia con evidencia de capacidad sin desatender expectativas de justicia y Derechos Humanos. Precisamente porque quien mañana será la primera Presidenta y el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, no piensan ni operan como algunos gobernadores y gobernadoras, es que la estrategia contra la inseguridad se consolidó en la CDMX.

Se equivocarán quienes ignoren las capacidades operativas y de inteligencia del jefe policial que fue atacado precisamente por no dejar “en manos de ellos” la decisión de cuándo se vive en paz, algo para aprender no solamente en Sinaloa sino en cada alcaldía o municipio.

Concordia es un lugar. En la sierra sur sinaloense está enclavado un pequeño municipio de mil 500 kilómetros cuadrados y menos de 25 mil habitantes, fundado en 1565 y nombrado en 1831 como recuerdo a una logia masónica de esa localidad. Paradójicamente, hace referencia a una situación de armonía, paz y entendimiento localizadamente ausente. En latín, concordia significa “corazón unido” e implica existencia de acuerdos, cooperación y colaboración.

Colaborar es la esencia del modelo de gabinete de seguridad de Sheinbaum en la CDMX o de Clara Brugada tal como lo desplegó en Iztapalapa, y lo mismo es de esperarse a partir del 5 de octubre en la capital nacional.

La semana pasada, en Concordia se registraron 10 asesinatos en una crisis de violencia que supera 20 días tras la captura de Ismael “El Mayo” Zambada y atribuida a una pugna entre grupos rivales.

Las más de cien muertes por abierta narcoviolencia en Sinaloa resultan de la ausencia de una estrategia eficaz para 1) anticiparse a los acontecimientos violentos tras la captura y traslado a Estados Unidos de quien ha sido considerado uno de los principales líderes del narcotráfico; 2) contener los crímenes y, en desafortunadas declaraciones, dejar a la voluntad de esos grupos el cese al fuego; y 3) detener a los principales generadores de violencia. Todo ello revela inhabilidad de liderazgo, debilidad operativa de las policías estatal y municipal e incluso probable colusión.

Entre enero y agosto pasado, Sinaloa registró 312 homicidios dolosos, una disminución de 17 por ciento respecto a 2021, cuando entró en funciones el gobernador Rubén Rocha. Guanajuato, gobernada por Libia Dennise García Muñoz Ledo, encabeza este indicador con mil 630.

La CDMX registra una disminución de 46 por ciento en homicidios dolosos a partir de una estrategia de seguridad continuada por Martí Batres. La entidad que gobernará Brugada es una de las cinco con mayor reducción en la incidencia delictiva de alto impacto entre 2019 y 2024.

La concordia deseada estará en cada lugar donde el modelo de seguridad dé resultados. Como los registrados en la capital nacional.

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