No cabe duda que Estados Unidos tiene su manera de hacerse oír. De la nada, The New York Times publicó el sábado pasado un extenso reportaje sobre el caso Ayotzinapa, bajo el título “¿Por qué una narcobanda mató a 43 estudiantes? Los mensajes de texto tienen las claves.”
El largo artículo no revela nada que los mexicanos no sepamos desde hace una década, ya sea oficial o extraoficialmente, pero para el público informado y la clase política estadounidenses debe ser una novedad la totalidad de la historia.
Tienen razón los autores al preguntarse “cómo pudo ser que una banda prácticamente desconocida cometió una de las peores atrocidades de la historia reciente de México, con la ayuda de policías y militares viendo como sucedían los hechos en tiempo real.”
En su país, si estas cosas pasan, no quedan impunes. En el nuestro, pues todavía no hay ningún sentenciado, por la razón que sea.
Hay dos detalles del artículo que llamaron mi antención. El primero, la descripción que hacen del estado de Guerrero a partir de la lectura de las escuchas telefónicas y mensajes de texto obtenidos por la DEA de los celulares de Guerreros Unidos, de sus socios en Chicago y de funcionarios mexicanos: “Prácticamente todas las ramas del gobierno en esa zona al sur de México habían venido trabajando secretamente y durante meses para el grupo criminal, poniendo la maquinaria de la entidad en las manos del cártel y eliminando cualquier obstáculo en su camino.” Nótese que dicen “todas las ramas del gobierno”; en pocas palabras, una narcoentidad.
Al hacer hoy el recuento de la noche de Ayotzinapa y considerando la crisis del fentanilo se da sustento a lo expresado por los pre-candidatos republicanos en las últimas semanas sobre la amenaza que el crimen organizado (CO) mexicano representa para la seguridad nacional del vecino país y la falta de cooperación de nuestro gobierno federal.
Los precandidatos a la Presidencia de EUA del Partido Republicano han sido insistentes en la necesidad de poner un alto a la negligencia con la que se conduce el gobierno de la 4T frente al CO. Los más conservadores piden el uso de fuerza letal y el bloqueo naval contra nuestro país para detener a los narcos; los más moderados hablan del uso del Ejército.
Tales declaraciones y el imparable tráfico de fentanilo han hecho que la ciudadanía estaounidense cambie su opinión sobre nuestro país. Una encuesta reciente revela que 43 por ciento de los simpatizantes republicanos considera a México enemigo de EUA, mientras que otro 46 por ciento lo tiene por aliado (YouGov, 16/05/23). Así, no es de extrañar que hasta un moderado como el pre-candidato Nikki Haley exprese: “¿Sabes qué es lo debemos decir al presidente mexicano? O lo haces tú, o lo hago yo, pero no vamos a permitir que continúe toda esta ilegalidad” (TNYT, 2/8/23).
No creo, ni por un momento, que el gobierno de EUA, incluso si en 2024 llega a la Presidencia un republicano, vaya a ordenar alguna incursión. Lo que realmente va a presionar al gobierno mexicano es el espionaje hecho por la DEA alrededor del caso.
Se trata de 23 mil mensajes y escuchas telefónicas obtenidas, como decía, de los celulares de Guerreros Unidos, sus socios en Chicago y funcionarios mexicanos. Apenas el año pasado la agencia antidrogas estadounidense los entregó al gobierno mexicano y, al parecer, han sido cruciales para armar las carpetas de investigación. La DEA no deseaba compartirlos por la falta de confianza en las autoridades de nuestro país, afirman los autores.
De esos 23 mil mensajes y escuchas apenas unos cuantos se han hecho públicos en México. El problema para nuestro país es que The New York Times también recibió una copia y no tiene ninguna obligación legal de mantenerla bajo secrecía. Este es el segundo detalle que llamó mi atención del articulo.
Tengo la impresión de que al entregar la DEA ese volumen tan enorme de información comprometedora a un periódico del nivel y fuerza de TNYT, dicha agencia y/o la administración Biden están haciendo un último llamado al gobierno mexicano para que rectifique su estrategia frente a los narcos.
Muy probablemente a la 4T le tenga sin cuidado que el periódico neoyorkino publique los nombres de políticos priistas involucrados con el CO, pero si por ahí se cuelan los nombres de militares en activo o de reciente retiro, ya estamos hablando de otra cosa.
No querrán ustedes que tal información se haga pública en medio de la campaña por la Presidencia.
Así que platíquennos, ¿qué va hacer la 4T?
P.D. ¿Y si le contáramos a TNYT cómo ha crecido el control de los narcos sobre el estado de Guerrero con un gobierno morenista…?
Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com
Correo: Lmendivil2010@gmail.com
Facebook: Leopoldo Mendívil
Twitter: @Lmendivil2015
Copyright © 2023 La Crónica de Hoy .